Visitan a sus difuntos, arreglan y ponen flores en tumbas

Los comerciantes esperan más clientes por la tarde, tras la jornada laboral.

Es una tradición que va pasando de generación en generación y que lejos de acabar, más se fortalece, el acudir cada 2 de noviembre a los panteones para rendir culto a los familiares ya fallecidos.

"Es tradición que te van enseñando nuestros padres, yo cada año venía con mi mamá y ahora la vengo a visitar", dijo la señora Ernestina López, quien acudió la mañana de este sábado a recordar a sus seres queridos y honrar la memoria de sus familiares en este Día de Muertos

Desde las primeras horas de este 2 de noviembre, los cementerios ya son visitados por quienes van a recordar a los familiares que yacen en las tumbas y que se les adelantaron.

Como es el caso de la señora Ernestina, quien desde primera hora de este sábado, ya estaba comprando flores y los alimentos que pondría en las tumbas de una hija, su mamá y su suegra.

La señora dice no recordar lo que gastó en los adornos para sus familiares fallecidos, pero lo importante es estar ante sus tumbas en esta fecha.

"No tiene precio, yo que hubiera dado que mi hija estuviera conmigo", afirma la visitante al panteón municipal número 1 ubicado en la colonia Victoria.

De hecho, al llegar a este panteón, desde la entrada se aprecia un discreto operativo policiaco, contrastante con la gran cantidad de vendedores de flores, alimentos y comida que hay a la entrada.

A pesar de que los comerciantes ya están registrando ventas, aseguran que por la tarde es cuando mayores ingresos perciben.

“Es que llega más gente, pues se dejan venir cuando salen de trabajar", dice con tranquilidad Antonio, un vendedor de flores.

Esta fecha favorecerá mucho a las ventas, comentó el vendedor, ya que todavía mañana, domingo, acudirá mucha gente al panteón, “porque cayó este Día de Muertos en un largo fin de semana”.

Debido a que finalmente las autoridades sí permitieron entrar a los músicos a los panteones, se escuchaba a los lejos, melodías que eran interpretadas con notable sentimiento. Aunque algunas familias optaron por llevar bocinas en la que suena la música que le gustaba a su familiar.

Llegaban familiares en grupo, aunque también en solitario, cargando flores cempasúchil en su mayoría, aunque a quienes su economía así lo permitía, llevaban entre sus manos ramos de gladiolas y rosas.

Sin duda, una experiencia que año con años se repite, en donde no podían faltar los “aguadores”, los que pintan las tumbas, quienes acomodan aquellas que no tienen lápidas, los agentes policíacos que se dan sus vueltas y quienes muestran su osadía y entran hasta el rincón más alejado del panteón, a promocionar algún producto, como el caso de una señora que llevaba bolsas con cacahuates de varios tipos y dulces diversos.

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