Muchas de las tumbas estan en el olvido.
Frente a la tumba de Eider Rabín quien murió a un mes y medio de nacido por una negligencia médica, estaba Mariana Pérez, quien lloraba por no tenerlo entre sus brazos.
A un lado, sentado en una de las tumbas, estaba su esposo Alfonso y sus tres pequeños hijos, quienes observaban a la mujer que llorosa miraba la tumba decorada con la flor de cempasúchil en amarillo y azul, estas últimas formaban una cruz.
El niño nació el 21 de enero y falleció el 16 de enero de 2024 por un problema en el que no se le detectó a tiempo por parte de los médicos del Hospital General de Torreón.
El pequeño empezó con una especie de catarata en un ojo y luego con flemas que lo ahogaban, como era recurrente este padecimiento, lo llevaron a la clínica 16 del IMSS, donde le confirmaron un problema en el corazón del bebé, que de haberlo detectado cuando nació, lo hubieran operado y el niño estuviera aún vivo.
Era un bebé muy lindo y muy amado y el dolor de su partida y como sucedió su muerte, mantiene muy triste a la familia, una familia que no lo olvida y no lo hará nunca, y quienes este 1 de noviembre, Día de Todos los Santos y de los “Angelitos”, fueron a dejarle flores como una muestra de su amor eterno para él.
En un recorrido por este Panteón Municipal número 1 en esta fecha, se pudo observar que al igual que la tumba de Eider Rabín, había otras ya decoradas, como signo de que sus familiares ya habían acudido, pero muchas otras más estaban sin ningún tipo de adorno o flores, en teoría, como si tuvieran años sin ser visitadas.