Una encuesta reciente revela que la mitad de los jóvenes estadounidenses de entre 12 y 17 años pasan al menos cuatro horas diarias frente a teléfonos inteligentes, computadoras o televisores.
Los investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) señalaron que a medida que la tecnología se ha vuelto más presente en la vida de los adolescentes, el tiempo que pasan frente a las pantallas ha aumentado en el país.
Este elevado tiempo de pantalla podría tener un impacto negativo en la salud mental de los adolescentes. Según el estudio, aproximadamente el 27% de los jóvenes que dedicaron cuatro o más horas al día a las pantallas reportaron haber experimentado ansiedad en las dos semanas previas, en contraste con solo el 12.3% de aquellos que pasaron menos tiempo frente a ellas. Además, el 26% de los adolescentes con altas horas de pantalla también reportaron niveles de depresión, comparado con el 9.5% de quienes no alcanzaron esas horas.
Los datos se recopilaron de respuestas de adolescentes en una encuesta federal realizada entre mediados de 2021 y finales de 2023. En términos de género, no se observaron grandes diferencias: el 48% de los chicos y el 52.5% de las chicas indicaron ver televisión o usar dispositivos durante cuatro o más horas al día.
Sin embargo, el uso de pantallas aumentó con la edad; mientras que el 45.6% de los jóvenes de 12 a 14 años pasaban cuatro o más horas frente a las pantallas, esa cifra subió al 55% entre los de 15 a 17 años. Solo un 27% de los adolescentes reportaron pasar dos horas o menos al día en dispositivos.
Los ingresos familiares no mostraron un impacto significativo en el tiempo de pantalla, pero la ubicación sí fue relevante: los adolescentes en áreas urbanas tenían más probabilidades de pasar más de cuatro horas al día frente a las pantallas en comparación con sus pares rurales (51.4% frente a 43.3%).
El informe, dirigido por Amanda Ng del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los CDC, concluyó que el tiempo prolongado frente a pantallas ha sido asociado con efectos negativos en la salud, incluyendo problemas de sueño, fatiga, y síntomas de ansiedad y depresión. Los hallazgos fueron publicados el 30 de octubre en un resumen de datos del NCHS.