A rodar en el gran Tour de Francia
Después de tres ediciones en las que el inicio del Tour de Francia arrancó en ciudades de otros países, para este 2025 la competencia volverá a ser cien por ciento en el país galo. Además, la ruta se aferra a la media montaña y redujo los sprints.
La próxima edición tendrá la salida en Lille el 5 de julio y la meta en los Campos Elíseos el 27, medio siglo después de la primera vez que la avenida sirviera de decorado al podio final y tras el exilio del año pasado a Niza para dejar paso a los Juegos Olímpicos.
Entre medias, 3,320 kilómetros, algo menos de la media, seis etapas de media montaña, cinco en alto, con travesía del Macizo Central, Pirineos y Alpes, dos contrarrelojes, una de altitud en Peyragudes, y multitud de pequeñas cotas diseminadas a lo largo del recorrido para evitar el tedio del llano.
“No es que no queramos que ganen los ‘sprinters’, pero queremos que sus equipos se lo trabajen, que las etapas no estén escritas por adelantado”, explica Christian Prudhomme, director del Tour de Francia.
El Tour 2025 tendrá una falsa sensación de llano
Una “falsa sensación de llano”, que describe el patrón del Tour, con “trampas” en Boulogne desde la segunda jornada, o Ruán en la cuarta, una crono llana de 33 kilómetros en la quinta en Caen, finales escarpados los dos días siguientes en Normandía y en el ya clásico Muro de Bretaña, y la cita con el Mont-Doré, culminación de hasta siete cotas valederas para el premio de la montaña.
De camino, rendirán homenaje a Jacques Anquetil con una meta en Ruán, donde vivía y donde murió en 1987. La travesía de Yffiniac, donde nació Bernard Hinault o un inicio de etapa en Saint-Méen-le-Grand, donde vio la luz Louison Bobet, el primer ciclista en ganar tres Tour, del que se cumplirá el año próximo el centenario de su nacimiento