Algo tendrá que hacer Dallas y ya para mejorar rendimiendo
El Día de los Muertos no llega sino hasta el próximo fin de semana, pero la temporada de los Dallas Cowboys se nos adelantó al más allá.
En este punto, luego de una humillante derrota por 27-10 ante los San Francisco 49ers, en la que los Cowboys pasando una eternidad buscando un primer intento desde el segundo hasta el cuarto periodo, no hay modo de guardar esperanza alguna de que Dallas puede resucitar sus opciones de playoffs.
Simplemente, los Cowboys no tienen el talento que se necesita para competir en la postemporada de la NFL, ni siquiera en una NFC donde equipos con tantas carencias como los mismos Niners --que llegaban en calidad de zombies, también, con foja de 3-4 y recién derrotados por los Kansas City Chiefs de manera escandalosa--, van a terminar metiéndose a playoffs.
No es solo cosa del registro. Después de todo, los Cowboys también están, ahora, en 3-4. Aritméticamente, no hay manera de afirmar al día de hoy que están eliminados.
Pero, lo están. Créanme.
Nombres de figuras de primera línea como Dak Prescott, CeeDee Lamb, Zack Martin y Micah Parsons, cuando no están lastimados, juegan sin profundidad a su alrededor. Los esquineros DaRon Bland y Trevon Diggs, acostumbrados a tirar los dados frecuentemente con tal de hacer grandes jugadas, no cuentan con el apoyo que requieren adelante por los encargados de presionar a los pasadores para que lancen envíos comprometidos.
El juego terrestre es prácticamente inexistente, por más que Ezekiel Elliott y Dalvin Cook, que se combinan para siete Pro Bowls y un nombramiento al primer equipo All-Pro, vistan los colores de Dallas.
Los Cowboys estaban urgidos de una victoria esta noche en su visita a San Francisco, pero incluso más que eso, estaban urgidos de una muestra de calidad --incluso ante la derrota-- que pudiera sugerir la capacidad de ganar al menos siete de los partidos que les restan en el calendario. Pero, fuera de los New York Giants en la Semana 13 y Carolina Panthers en la Semana 15, no hay muchas razones para sentir optimismo en el futuro inmediato.
No olvidemos que Dallas viene de la jornada libre, donde hubo --al menos-- tiempo para realizar ajustes. Si los hubo, fueron invisibles.