"San Evaristo es recordado por su papel en la organización y consolidación de la Iglesia, asegurando su crecimiento incluso en tiempos difíciles".
San Evaristo fue el quinto Papa de la Iglesia Católica, sirviendo entre los años 97 y 105 dC, sucediendo a San Clemente I. Poco se sabe de su vida, pero se cree que nació en Grecia, en una familia judía de Belén, y que Llegó a Roma, donde eventualmente se convirtió en líder de la comunidad cristiana.
Vida y obra
San Evaristo vivió en un período en que el cristianismo aún era una religión perseguida en el Imperio Romano. Durante su papado, se centró en fortalecer la organización interna de la Iglesia y consolidar su estructura.
Se le atribuye la división de la Iglesia de Roma en varias parroquias o regiones para una mejor administración, asignando presbíteros para que asistan a los fieles.
También se le asocia con la práctica de ordenar obispos en otras ciudades, lo que ayudó a establecer una jerarquía más definida dentro de la Iglesia, facilitando la expansión del cristianismo.
Su pontificado coincidió con el final del gobierno del emperador Domiciano, quien había perseguido duramente a los cristianos. Esto permitió que la Iglesia empezara a desarrollarse más libremente bajo el régimen más tolerante de los emperadores Nerva y Trajano.
Martirio y canonización
La tradición sostiene que San Evaristo murió mártir, aunque no hay evidencias concluyentes que respalden esta afirmación.
Fue enterrado cerca de la tumba de San Pedro en Roma. La Iglesia lo venera como santo, y su fiesta se celebra el 26 de octubre.
Patrono
San Evaristo no es conocido por ser el patrón de una causa específica o grupo en particular. Sin embargo, como santo y Papa, es invocado generalmente en la intercesión por la Iglesia y sus líderes.
Su vida y obra simbolizan los primeros esfuerzos por establecer una Iglesia unificada, con una estructura organizativa capaz de soportar la persecución y asegurar la transmisión de la fe cristiana.
Versículo del día
soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Colosenses 3:13