Entrevista a Juan Armando Renovato

Cuando Dios llama pone medios para la vocación

La vida sacerdotal es una de las que trae muchas satisfacciones, ya que una de sus principales funciones es cuidar de los demás, trabajando en las diversas pastorales. Con 40 años de sacerdocio, el Padre Juan Armando Renovato nos comparte cómo ha sido su trayectoria.

¿Cómo decidiste ingresar al seminario? "Estaba en la secundaria cuando tomé la importante decisión de entrar al seminario, acompañado de un amigo con el que estudiaba. Ambos participábamos en reuniones y retiros organizados en la iglesia, lo que me permitió empaparme de todo lo relacionado con la comunidad. Así fue como descubrí mi vocación de servicio.
Al llegar la fecha para ingresar al seminario, mis amigos sí lo hicieron, pero yo decidí esperar hasta terminar la preparatoria. Ellos finalizaron la preparatoria mientras yo permanecía en el seminario. 
Al graduarme, hablé con las personas indicadas, expresé mi interés por ser parte del seminario, y fui aceptado. Mis amigos decidieron alejarse de esa vida, pero yo fui a Monterrey para mis estudios, y desde entonces inicié mi camino sacerdotal. 
Este año celebro 50 años de haber ingresado al seminario, un periodo que recuerdo con mucho cariño, lleno de formación. Ya tengo 40 años de ordenado y he tenido la oportunidad de servir en varias parroquias. Lo que más me motivó fue el trabajo pastoral: me gustaba el catecismo, dar pláticas, ayudar en la misa y organizar eventos. Al entrar al seminario, recibes formación académica, y la formación pastoral llega en los últimos años, preparándote para ser un mejor sacerdote.

¿Cómo viviste en el seno de una familia apegada a la iglesia? "Desde pequeño, estuve cerca de la iglesia. Cuando le conté a mi madre sobre mi inquietud por conocer el seminario, ella me apoyó en todo momento, animándome a seguir adelante si eso era lo que deseaba. Solo tengo un hermano, pero él eligió otro camino y se casó. A lo largo de estas cuatro décadas, he vivido muchas experiencias. Cuando Dios llama, pone los elementos necesarios para responder a la vocación. He enfrentado problemas de salud donde he visto la mano de Dios. Uno de mis trabajos fue en la primera parroquia en Acuña, que construimos con el apoyo de la comunidad. Posteriormente, me trasladaron a Piedras Negras para iniciar el proyecto de la Catedral de la Diócesis de Piedras Negras. Seis meses después de mi llegada, se creó la Diócesis, y estuve 15 años allí, ocupando diversas responsabilidades, desde la construcción de la catedral, que por gracia de Dios se completó y se consagró. También he trabajado en la pastoral litúrgica y en la atención a los medios de comunicación, donde he estado por 21 años. 
He participado en diversas pastorales, aunque no de lleno en todas, ya que hay muchas que requieren tiempo, como la de enfermos, bíblicas y migrantes, y otros sacerdotes están al frente de ellas. Yo manejo la pastoral de comunicación y creo que lo hago de buena manera".

Con 40 años como sacerdote, ¿cómo te sientes con tu trabajo?
"Estoy muy contento y satisfecho con lo que he logrado. Participar en la creación de una Diócesis y en los medios de comunicación me llena de alegría".
A lo largo de sus 40 años de sacerdocio, el Padre Juan Armando Renovato ha demostrado un compromiso inquebrantable con su vocación y la comunidad. 
Su trayectoria, marcada por la creación de la Diócesis de Piedras Negras y su labor en la pastoral de comunicación, resalta la importancia de la fe y el servicio en su vida. 
Con un profundo agradecimiento por las experiencias vividas y los desafíos superados, el Padre Renovato continúa inspirando a otros con su dedicación y amor hacia la iglesia, reflejando la esencia del verdadero llamado sacerdotal. 
Su legado no solo se mide en años de servicio, sino también en la huella que deja en los corazones de quienes ha tocado a lo largo de su camino en el servicio.

 

 

ver en sitio completo: Entrevista a Juan Armando Renovato