Parroquia del Verbo Encarnado atendió el fin de semana a 15 migrantes el sábado, otros 15 el domingo y 30 el lunes, quienes comieron, descansaron y se fueron a abordar el tren.
Migrantes de Venezuela y Panamá se han observado en la ciudad, como parte de la nueva ola migrante que se avecina hacia la Región Centro, algunas familias vienen solitarias con sus hijos y han llegado sin dinero ni orientación hacia dónde se van a dirigir, lo único que tienen claro es que desean llegar a la frontera, a una ciudad llamada Piedras Negras.
El lunes pasado se observó a una familia de venezolanos en la plaza Canaco, quienes se prepararon comida, arepas, en una parrilla que portaban, y secaron su ropa lavada en la fuente de la plaza, mientras que la parroquia del Verbo Encarnado, de Frontera, atendió a 30 migrantes, el pasado lunes.
Migrante de Panamá. Sentada en su mochila y con sus dos hijos al lado, de 14 y 7 años Kari Salazar, de Panamá, estaba en la banqueta de la calle Juárez, en zona centro de Monclova, con su celular, buscando una orientación hacia dónde seguir, ya que pretendía seguir caminando hacia el norte de Coahuila, pero le dijeron que están los retenes de Migración.
Narró que salió de su país por la inseguridad que existe y el riesgo que enfrentaban sus hijos por las bandas delincuenciales y, aunque podía sobrevivir con lo que ganaba de empleada, el lugar era demasiado inseguro y decidió emprender el viaje hacia Estados Unidos, en lo que lleva seis meses."Por la necesidad de Panamá es más que todo por la vida mía y de mis hijos corríamos peligro, en el sector donde vivía hay mucha delincuencia; sí nos pagaban bien, pero la tasa alimentaria está más alta que lo que recibimos, pero uno podía sobrevivir, pero por la situación, decidí venirme", externó.Kari Salazar comentó que no dejó a nadie en Panamá, porque sus padres no viven y lo que está tratando es de reunirse con el padre de sus hijos, quien está en Estados Unidos y hace ocho meses está allá.
Lo que ella pide es la colaboración para poder descansar unos días en la ciudad y reanudar su viaje a Piedras Negras, ya sea caminando o abordando el tren, que es lo más viable, lo que le han dicho.
Abuso. Varios migrantes que han cruzado por la ciudad en los presentes días, han externado que en el retén que se ubica en el municipio de Castaños, les han quitado el poco dinero que portan para el alimento de sus hijos.
A una familia les quitaron más de mil pesos, que era todo lo que traían y los dejaron sin recurso para comprarles algo de comer.
Una mujer que cruzó con sus hijos caminando, pues provenía de Mina, Nuevo León, la hicieron voltear todos los bolsillos o donde trajera dinero y le quitaron mil 500 pesos que usaría para alimento para sus hijos.
Otros migrantes que han pasado por ese mismo retén comentaron que ahí tienen que hacer un "pago" por cada uno, de lo contrario, los amenazan con hablar a Migración y entregarlos, es por eso que prefieren quedarse sin dinero y poder seguir su camino.
El retén en la entrada de Castaños está formado por elementos de la Policía Estatal como federal, como la Guardia Nacional y algunas veces también está La Marina.
Atención. La parroquia del Verbo Encarnado suspendió el alojamiento para migrantes y solo brindará alimentos y ropa, debido a que sus instalaciones están en remodelación. El vocero de la parroquia que brindaba albergue a los migrantes, Rodolfo Camacho Almanza, reconoció que se ha incrementado la llegada de migrantes, pues en un solo día atendieron a cerca de 30, quienes se retiraron después de descansar y comer. Indicó que de llegar la caravana de migrantes masiva, de alrededor de 3 mil, lo que pueden proporcionar son alimentos, ropa y algo de descanso, como lo han hecho con los que recientemente han llegado.