Créditos grupales desatan riñas en sector Oriente de Monclova

Este fenómeno se ha dado principalmente debido a que Compartamos Banco ha optado por trabajar con mujeres líderes comunitarias.

En los últimos días, el sector Oriente de Monclova ha sido escenario de conflictos entre los integrantes de los grupos de microcréditos de Compartamos Banco. Las tensiones han escalado tanto que algunas de estas disputas han derivado en riñas, originadas principalmente por la falta de pago de algunos miembros, una situación que ha puesto a prueba las autoridades.

El modelo de Compartamos Banco, una institución financiera mexicana que ofrece microcréditos a personas de bajos ingresos, se basa en el concepto de "crédito grupal", donde grupos de entre 5 y 50 personas solicitan un préstamo conjunto. Sin embargo, esta modalidad ha traído consigo problemas inesperados. 
Yazmin Alfaro, quien ha formado parte de varios de estos grupos, explica que, si uno de los integrantes no cumple con sus pagos, el resto debe asumir la deuda. Este sistema de responsabilidad compartida ha generado fricciones entre los miembros, sobre todo cuando algunos deudores no pueden o no quieren pagar.
“La gente se mete a estos grupos, pero cuando ven que no pueden pagar o simplemente no quieren, las cosas se salen de control. Los que sí cumplen terminan por pagar de más, y eso ha generado muchas peleas”, comenta Alfaro.
La situación ha sido especialmente crítica en el sector Oriente de Monclova, donde algunos de los conflictos han escalado a tal punto que los integrantes de los grupos, frustrados por la falta de compromiso de algunos miembros, se han organizado para ir en busca de los deudores con intenciones de ajusticiarles por su cuenta. En palabras de Berenice Cepeda, vecina de la colonia Del Río, “Aquí somos bravas. Si una no paga por las buenas, paga por las malas”.
Este fenómeno se ha dado principalmente debido a que Compartamos Banco ha optado por trabajar con mujeres líderes comunitarias, quienes se encargan de reunir a los grupos. Estas lideresas organizan las reuniones y son el vínculo entre la institución financiera y los participantes, facilitando la integración de nuevos miembros. Sin embargo, la presión recae también sobre ellas cuando las tensiones escalan.
Una organizadora de estos grupos, que prefirió mantener el anonimato, explicó el funcionamiento del crédito grupal y las razones detrás de los conflictos: “El préstamo es accesible y se les dan muchas facilidades para pagar. Pero cuando alguien no paga, es porque no quiere, porque oportunidades hay muchas. Algunos solo buscan dinero fácil sin responsabilidad, y ahí es cuando empiezan los problemas”.

Modelo de Compartamos: Una espada de doble filo. Compartamos Banco es una de las instituciones más populares de México en el ámbito de las microfinanzas, con más de 3 millones de clientes en 2024. Su misión es proporcionar acceso a servicios financieros a sectores desatendidos por la banca tradicional, lo que lo convierte en una opción atractiva para pequeños emprendedores y personas sin historial crediticio.
El crédito grupal es uno de los productos más solicitados. Los grupos, que pueden estar conformados por mujeres, hombres o de forma mixta, deben estar integrados por un mínimo de 5 y un máximo de 50 personas. La principal característica de este modelo es la responsabilidad compartida: si uno falla, todos fallan. 
Si bien esta modalidad busca fomentar la solidaridad y el compromiso entre los miembros, también puede desencadenar conflictos graves, como los que se están viviendo en Monclova. En teoría, cada integrante tiene la posibilidad de cubrir sus cuotas sin mayores problemas gracias a los plazos flexibles y los beneficios que ofrece Compartamos Banco.  Sin embargo, cuando las deudas no son pagadas, la presión sobre los demás integrantes puede volverse insoportable, desembocando en peleas, amenazas e incluso intentos de linchamiento, como señalan algunos vecinos.
Oportunidad o problema. El crecimiento de Compartamos Banco y su modelo de microcréditos ha dado oportunidad a miles de personas de emprender y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, los recientes incidentes en Monclova plantean interrogantes sobre la viabilidad de este modelo en comunidades con poca cohesión social o donde el cumplimiento de los acuerdos depende de la buena voluntad de todos los integrantes.
Para evitar que las tensiones sigan escalando, sería fundamental que las autoridades locales, junto con la institución financiera, consideren nuevas estrategias de mediación y prevención de conflictos. 
Mientras tanto, los residentes del sector Oriente seguirán enfrentando las dificultades de un sistema que, si bien les ha dado acceso a créditos, también ha puesto a prueba la paz social en sus                                                                                                  sectores. 

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