El jefe de la policía estatal ofreció una disculpa a la comunidad judía por el comportamiento de la elemento
Un jefe de la policía estatal australiana ofreció disculpas el sábado a la comunidad judía luego que una sargento presuntamente realizó un saludo nazi proscrito.
La sargento de 65 años, instructora de política y leyes sobre violencia doméstica en la academia de policía del estado de Victoria, en Melbourne, enfrenta cargos por el gesto y por alabar al líder nazi Adolf Hitler con las palabras “Heil Hitler” el martes y el miércoles ante el personal y los reclutas de la academia, declaró el jefe de policía Shane Patton.
“Quiero expresar aquí, desde el inicio, mi decepción, mi disgusto y mi enojo por esta conducta atroz”, declaró Patton en conferencia de prensa.
“Simplemente no hay lugar para este tipo de conducta en nuestra sociedad, y mucho menos en este cuerpo de policía. Por ello, quiero ofrecer disculpas profundamente a la comunidad judía, pero también a toda la comunidad en su conjunto”, añadió Patton.
Patton dijo que el presunto comportamiento de la sargenta exacerbará la pena y el dolor que siente la comunidad judía tras el aniversario, el 7 de octubre , del atentado de Hamás contra Israel.
La agente de policía, cuyo nombre no se ha hecho público, ha prestado servicio durante más de 40 años. El viernes fue suspendida de sus funciones y el sábado fue interrogada por investigadores internos encargados de velar por la conducta profesional.
Es probable que se presenten cargos contra ella mediante comparecencia, según un comunicado de la policía tras la conferencia de prensa de Patton. El delito puede conllevar una pena máxima de 12 meses de prisión y una multa de hasta 23.000 dólares australianos (16.000 dólares estadounidenses).
Realizar gestos nazis y exhibir símbolos nazis como la esvástica está prohibido en Australia bajo diversas leyes estatales y federales desde 2022.
El escándalo se produce la misma semana en que un juez de Melbourne informó a Jacob Hersant, quien se autoidentifica como un nazi, que se convertirá en la primera persona en Australia condenada a prisión por realizar el mismo gesto prohibido, cuando el joven de 25 años comparezca ante un tribunal el próximo mes.