JERUSALÉN.- Miles de israelíes el domingo se disponen a abandonar sus actividades diarias y quedarse parados en silencio por un minuto, como es costumbre cada año para honrar la memoria de los seis millones de judíos asesinados en el Holocausto.
Cerraron los teatros, cafés y otros lugares de esparcimiento. Los canales de radio y televisión transmitían sólo programas relacionados con la tragedia, en el día más sombrío para el país.
El primer ministro Benjamin Netanyahu y otros dignatarios asistían a la ceremonia principal en el monumento Yad Vashem en Jerusalén.
El lunes a la mañana el país se paralizará por entero. Suenan las sirenas por las calles, y los conductores frenan sus vehículos y permanecen parados al lado, en silencio, con la cabeza agachada.