Enfermedad renal crónica ya es la décima causa de muerte en México

La Enfermedad Renal Crónica (ERC) se ha convertido en un grave problema de salud pública en México, donde ocupa el décimo lugar en las causas de muerte a nivel nacional. Esta condición se desarrolla de forma gradual y a menudo sin presentar síntomas en sus etapas iniciales, lo que con frecuencia lleva a un diagnóstico tardío, cuando los pacientes ya necesitan tratamientos como diálisis, hemodiálisis o trasplante de riñón.

El doctor Sergio Hernández, médico internista y nefrólogo, enfatizó que la prevención y el diagnóstico precoz son esenciales en la lucha contra la ERC, ya que detectar la enfermedad a tiempo puede ralentizar su avance y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Según el doctor, el principal desafío para médicos y pacientes es que los riñones "no duelen", lo que puede hacer que la enfermedad pase desapercibida hasta que los daños sean irreversibles.

La ERC no solo afecta a la persona diagnosticada, sino que también impacta de manera significativa a su familia y a los sistemas de salud pública. Los costos asociados al tratamiento de la enfermedad son elevados, y los recursos disponibles para atender a pacientes en fases avanzadas son limitados, lo que resalta la importancia de la prevención para reducir la carga económica y social que conlleva esta enfermedad.

Los síntomas de la ERC son poco específicos, lo que dificulta su detección. Entre los signos de advertencia se encuentran la fatiga persistente, hinchazón en las extremidades (especialmente en pies y tobillos), y la necesidad frecuente de orinar, particularmente por la noche. Otros síntomas pueden incluir pérdida de apetito, náuseas, vómitos, pérdida de peso involuntaria, y alteraciones en la piel, como picazón o cambios en su color. También es común que los pacientes experimenten problemas de concentración, dolores de cabeza frecuentes, calambres musculares e insomnio.

¿Cómo detectar la ERC a tiempo?
El diagnóstico temprano de la ERC puede ser crucial para el pronóstico del paciente. El doctor Hernández destacó la importancia de realizar exámenes periódicos, incluso en personas asintomáticas, ya que la detección en etapas iniciales permite tratamientos menos agresivos. Las pruebas de sangre para medir los niveles de creatinina y urea, junto con un examen de orina general, son algunas de las evaluaciones más comunes y accesibles para identificar alteraciones en la función renal. Sin embargo, es esencial que estos análisis sean interpretados por un nefrólogo para asegurar un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

“Si hay sospecha de enfermedad renal, es fundamental acudir a un nefrólogo para una evaluación completa y la creación de un plan de tratamiento personalizado”, recomendó el especialista. Además, subrayó que la atención temprana puede prevenir la necesidad de tratamientos de sustitución renal, como la diálisis, mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes.

Los riesgos de la sustitución renal y la importancia de la infraestructura adecuada
Cuando la ERC progresa a etapas avanzadas, los pacientes suelen requerir tratamientos como la diálisis o hemodiálisis, que son procedimientos complejos que requieren un alto nivel de cuidado y monitoreo para evitar infecciones graves. El doctor Hernández enfatizó que la calidad del equipo biomédico y la capacitación del personal son fundamentales para garantizar la seguridad y eficacia de estos tratamientos, pero no son suficientes por sí solos.

“El funcionamiento de una clínica de hemodiálisis no solo depende de sus equipos o de la habilidad de sus técnicos; también es crucial implementar procesos rigurosos de atención al paciente, así como indicadores que aseguren que los tratamientos mejoran la calidad de vida de los individuos”, concluyó el médico internista y nefrólogo de Médica Santa Carmen.

 
 

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