La salud mental se ha posicionado como un tema prioritario en la agenda mundial, especialmente a raíz de los retos que ha traído consigo la pandemia, el cambio climático y la inestabilidad económica.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuidar la salud mental es fundamental no solo para el bienestar individual, sino también para el desarrollo social y económico de las comunidades.
La OMS ha destacado que hay estrategias accesibles y efectivas para promover, proteger y restaurar la salud mental a lo largo de la vida. A continuación, se presentan algunas recomendaciones clave de la organización para mantener un estado mental saludable y fortalecer nuestra resiliencia.
1. Comprender la salud mental más allá de la ausencia de enfermedades
Un aspecto esencial que enfatiza la OMS es que la salud mental no se define simplemente por la falta de trastornos. Se trata de un estado de bienestar que permite a las personas manejar el estrés, trabajar de manera productiva y contribuir a su comunidad. Mantener una buena salud mental implica aprender a gestionar las emociones, construir relaciones positivas y estar preparados para enfrentar los retos diarios.
El bienestar mental es, además, un derecho humano fundamental. En este sentido, la OMS subraya que las políticas y acciones que promueven este bienestar no solo benefician a los individuos, sino que fortalecen a la sociedad en su conjunto.
2. Promoción y prevención: claves para un bienestar duradero
La promoción de la salud mental y la prevención de trastornos relacionados son estrategias esenciales para garantizar el bienestar. La OMS sugiere implementar intervenciones que reduzcan factores de riesgo y aumenten la resiliencia. Estas acciones deben ser abordadas desde una perspectiva multisectorial, involucrando áreas como educación, trabajo, justicia y protección social.
Entre las intervenciones más efectivas se encuentra el fomento del aprendizaje socioemocional en niños y adolescentes, una estrategia que ha demostrado ser útil en cualquier contexto, independientemente del nivel de ingresos del país. Desarrollar habilidades emocionales desde la infancia es crucial para construir una base sólida que permita a las personas enfrentar situaciones difíciles a lo largo de su vida.
Asimismo, la prevención del suicidio es una prioridad global. Medidas simples, como limitar el acceso a medios peligrosos, promover una cobertura mediática responsable y fomentar la intervención temprana, pueden salvar vidas. Una de las recomendaciones más económicas y efectivas es prohibir el uso de plaguicidas altamente peligrosos, lo que ha demostrado reducir las tasas de suicidio en varios países.
3. El entorno laboral: un espacio clave para el cuidado mental
La salud mental en el trabajo ha cobrado mayor relevancia en los últimos años. Dado que pasamos una gran parte de nuestra vida laboral, es fundamental que estos entornos promuevan un adecuado bienestar. La OMS recomienda que las organizaciones implementen políticas que protejan la salud mental de sus empleados, capaciten a los gerentes para detectar problemas a tiempo y fomenten un equilibrio saludable entre trabajo y vida personal.
Un ambiente laboral que promueva la salud mental no solo mejora el bienestar de los empleados, sino que también incrementa la productividad y reduce las tasas de absentismo y rotación.
4. Acceso a atención de calidad y basada en la comunidad
Para aquellos que padecen trastornos mentales, la OMS enfatiza la necesidad de recibir atención accesible y de calidad en la comunidad. Los servicios de salud mental no deberían estar aislados en instituciones, sino que deben integrarse en la atención primaria y comunitaria. Esta estrategia facilita una mejor recuperación y ayuda a evitar la estigmatización de los pacientes.
La expansión de servicios de autoayuda digital y asesoramiento psicológico no especializado también son enfoques que permiten a más personas acceder a la atención que requieren, especialmente en lugares con recursos limitados.
5. La importancia de la inversión y el enfoque multisectorial
Finalmente, la OMS hace un llamado a gobiernos, comunidades y actores globales para que valoren la salud mental e inviertan en ella. Para lograr una transformación significativa, es necesario un enfoque integral que abarque todos los sectores de la sociedad. La inversión en salud mental no debe centrarse únicamente en la atención médica, sino también en mejorar las condiciones sociales y económicas que impactan nuestro bienestar.