A quienes ya no hay nada que decir y mucho menos respuestas reales o por lo menos sensatas, son a los trabajadores de Altos Hornos de México. Ni pagos y respuestas claras ni nada sobre su situación con la empresa acerera que sigue apagada y sin producir acero.
Estamos a dos meses y medio de cerrar el presente año y significan 12 meses más para estos obreros que continuarán con la incertidumbre sobre sus sueldos, terminaciones y situación en general con la empresa.
Lo que no ha sido justo durante todo este tiempo es que solo les vendan ilusiones, que con el paso del tiempo se esfuman y los hacen caer a la situación cruda y real.
Y es que estos obreros ya han hecho de todo o al menos lo que ha estado en sus manos como manifestaciones, bloqueos en carretera, bloqueos en la entrada de la empresa, diálogos con políticos, como alcaldes, diputados, senadores, gobernador e incluso con allegados del presidente de la república saliente.
La nueva presidenta de México, por supuesto, tocó el tema en su toma de propuesta y no era para menos considerando el tamaño del problema y la afectación en miles y miles de familias.
Pero para que sean consientes de una cosa, entre dicho y el hecho hay mucho trecho.
Y no es que seamos pesimistas y mucho menos negativos, pero la realidad dice más que mil palabras y en este espacio simplemente no nos chupamos, el dedo.
De nuevos dueños se viene hablando desde hace muchísimo tiempo y han sido varios los mencionados, sin embargo, nada ha sucedido pese a que los interesados sí existan.
Hoy aparece el sindicato democrático, (que de democracia no tienen nada), señalando y tocando nuevamente el tema de nuevos inversionistas para la empresa acerera, pero sobre todo intentando venderle paciencia a los trabajadores.
Algo que se agotó desde hace mucho.
Pero lo que no se vale, es que quien representa al democrático diga que en cuanto se tenga nuevo dueño, la reactivación de la empresa sería de inmediato.
¿A quién quiere engañar?
Los obreros saben perfectamente que todo se lleva su tiempo y, además, primero es el uno y luego el dos.
Muchos confían en la presidenta Claudia Sheinbaum y no hay ningún problema en confiar, pero hay quienes dicen que lo mejor es no confiar.
Pero en nadie, así líderes sindicales, seamos sensatos con lo que decimos, porque luego les puede salir el tiro por la culata y se pueden convertir en los malos del cuento con tal de seguir conservando sus carteras, aunque no tengan a quien representar.
La verdad ante todo, y si no hay respuestas o no las tienen, tan sencillo como reconocerlo y quedarse calladitos, porque como dicen en mi rancho, así se ven más bonitos y respetuosos con la base trabajadora.