El membrillo es una fruta de temporada típica del otoño que, aunque no tan popular como otras, tiene un gran valor nutritivo y culinario.
Se caracteriza por su bajo contenido en azúcares y su riqueza en fibras solubles naturales, como las pectinas y mucílagos, lo que lo convierte en un alimento ideal para mejorar el tránsito intestinal y cuidar la digestión.
Además, es una excelente fuente de potasio y sodio, minerales que ayudan a la recuperación muscular, especialmente después de la actividad física.
Consumir frutas de temporada no solo beneficia al comercio local y mejora la calidad de los alimentos, sino que también es una opción más económica. El membrillo, aunque menos conocido, es un fruto que merece atención por sus múltiples propiedades. Su textura carnosa y sabor agridulce lo hacen versátil en la cocina, más allá de su uso tradicional en mermeladas y dulces. En España, suele aprovecharse principalmente en forma de dulce de membrillo, una preparación que acompaña bien a productos como el queso. Sin embargo, sus posibilidades culinarias van mucho más allá.
El uso más común del membrillo es en la elaboración de dulces y compotas, pero también se puede consumir de otras formas más saludables. Por ejemplo, comerlo en crudo es una opción poco explorada, aunque requiere de cierto gusto por los sabores fuertes y astringentes. Cocinarlo al horno es otra alternativa interesante, ya que este método reduce su acidez y concentra sus azúcares naturales, lo que lo convierte en un acompañamiento ideal para preparaciones saladas.
En países como Argentina, una preparación muy popular es el membrillo asado. Se corta la parte superior de la fruta, se extrae su pulpa y se rellena con mezclas saladas, como carne picada con verduras, antes de hornearlo. Esta técnica permite disfrutar de su aroma y textura de una manera diferente, fusionando sus sabores naturales con el relleno elegido.
El membrillo es conocido por sus fibras solubles, que ayudan a regular el sistema digestivo y prevenir problemas como el estreñimiento, según la Fundación Española de Nutrición (FEN). Además, su contenido en pectina lo convierte en un buen aliado para reducir el colesterol y mejorar la salud cardiovascular. Por otro lado, su baja cantidad de azúcares lo hace una opción saludable incluso para quienes buscan controlar su consumo de dulces.
A pesar de su riqueza nutricional, el membrillo es una fruta que a menudo queda relegada a preparaciones dulces. Sin embargo, es hora de explorar sus otros usos, ya que ofrece una versatilidad que puede sorprender en la cocina. Desde asarlo hasta combinarlo con productos salados, el membrillo es un fruto que merece más protagonismo en nuestra dieta.
Una forma sencilla de aprovechar el membrillo es incluirlo en ensaladas o platos de carnes, donde su acidez y dulzura natural pueden aportar un toque diferente. También se puede hacer puré de membrillo sin añadir azúcar y usarlo como base para salsas o acompañamiento de platos principales. Otra opción es usar el membrillo en forma de jalea para acompañar postres, mezclándolo con ingredientes como el yogur o frutos secos.