La vegetación que ha brotado tras las recientes lluvias podría convertirse en un combustible peligroso si se seca debido a heladas extremas durante el invierno. Las precipitaciones veraniegas en Coahuila han favorecido el crecimiento de plantas que, si se presenta un invierno seco, pueden ser un combustible para incendios forestales en el próximo año.
Eladio Cornejo Oviedo, exrector de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), explicó que si la tendencia de humedad observada en 2024 se mantiene, podría evitar la acumulación de maleza seca para la primavera de 2025.
“Este verano ha sido fresco y húmedo, lo que es agradable. Esperamos que este invierno continúe con este nivel de humedad, pero en forma de nieve. A finales de septiembre o principios de octubre, anticipamos las primeras heladas, y si este patrón se mantiene, podríamos también tener nieve en enero o febrero”, comentó el académico.
Cornejo Oviedo indicó que un invierno húmedo es beneficioso para una primavera igualmente húmeda. Por el contrario, si hay un cambio en las condiciones y se presenta un invierno seco o heladas severas, con temperaturas de 14 o 15 grados bajo cero, la vegetación acumulada durante el verano se convertiría en un combustible para incendios.
El académico subrayó que esta situación no es exclusiva de Coahuila, ni de la Sierra de Zapalinamé ni de la Sierra de Arteaga. “Las temperaturas son muy variables; es importante observarlas en las próximas semanas para determinar si habrá una tendencia húmeda o seca. Hasta diciembre no podremos saber si será un invierno húmedo o seco”, añadió.
Es claro que ya ha habido precipitaciones extraordinarias, lo que contribuye a la acumulación de combustibles finos. En caso de heladas en enero o febrero, esto crearía las condiciones propicias para incendios en marzo o abril.
Cornejo también señaló que en las Sierras de Arteaga y Zapalinamé se reúnen las tres condiciones necesarias para la combustión: combustible, oxígeno y un punto de ignición, que puede ser provocado por rayos, comunes en esas áreas.
“Estas son situaciones inevitables. Necesitamos implementar programas para manejar la carga de combustibles, que sabemos que será alta por las lluvias de este verano, aunque no se sepa si habrá heladas. Podemos llevar a cabo labores de desmalezado, reducción de carga, o incluso realizar pequeñas quemas controladas en áreas de 200 a 300 metros cuadrados”, explicó.
Finalmente, mencionó que la Sierra Madre Occidental está “diseñada” para que continúen ocurriendo incendios forestales, debido a su geología, topografía y fisiografía.