Con amor y lleno de satisfacción termina su etapa como maestro de educación especial y da paso a la jubilación.
Con 35 años como respaldo en el camino de la docencia, sentimientos encontrados y mucha satisfacción personal es que Héctor Javier Flores Pérez inició su jubilación a los 58 años de edad, luego de haberse entregado por completo a la educación especial de niños, niñas y adolescentes de Coahuila y con una ceremonia de despedida sus compañeros y familiares reconocieron su amplia trayectoria.
Después de trabajar desde los 23 años de edad para la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER) y universidades Héctor se percató era momento de despedirse de sus queridos alumnos quienes a lo largo de los años fueron su motor y aunque no seguirá al frente de un aula continuarán siendo su motivo para creer en una vida está llena de esperanzas.
Inspiración. Una herida que protagonizó siendo un niño fue la inspiración para que incursionara en el camino de la docencia sobre todo para pequeños que a su parecer más lo requieren, estudió la licenciatura en educación, psicología, problemas de aprendizaje, maestría en educación e investigación, estudios que, fueron su base para educar.
Trayectoria. Héctor es conocido en la localidad por trabajar para USAER 27, 151, Centro de Atención Múltiple número 13 y 15, escuela Monclova 400, Santiago de la Monclova, Benito Juárez, Secundaria Técnica 35, Emiliano Zapata, universidad UANE, Metropolitana entre otras, en todos tuvo la misma característica que lo definió un maestro dispuesto a entregar su corazón para que los menores aprendieran.
Agradecimiento. “Esta vida me deja muchas satisfacciones muy bonitas porque logré tocar vidas corazones y esa es la mayor satisfacción y pago que me llevo el haber tocado corazones, la educación está a medias y solamente enseñamos con la cabeza y se tiene que enseñar con el corazón para que sea significativo el aprendizaje”, compartió.