La mayoría de los estadounidenses están consumiendo alimentos que promueven la inflamación, lo que aumenta su riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas y otros problemas de salud graves, según un estudio reciente.
"En general, el 57 % de los adultos en EE. UU. sigue una dieta proinflamatoria, siendo esta cifra más alta entre los estadounidenses negros, los hombres, los adultos jóvenes y aquellos con menor nivel educativo e ingresos", indicó la autora principal del estudio, Rachel Meadows, profesora visitante en el Colegio de Salud Pública de la Universidad Estatal de Ohio.
El equipo de Meadows utilizó una herramienta llamada índice inflamatorio dietético, que considera 45 componentes, para analizar los hábitos alimentarios autoinformados de más de 34,500 adultos que participaron en una encuesta federal de salud y nutrición entre 2005 y 2018.
A diferencia de otras mediciones dietéticas que evalúan la ingesta de grupos alimentarios como frutas, verduras o lácteos, o nutrientes como grasas, proteínas y carbohidratos, Meadows enfatizó la importancia de considerar la inflamación.
Con esta herramienta, se asignaron valores de inflamación que variaban entre -9 y 8, donde 0 indicaba una dieta neutral.
De acuerdo con los hallazgos, un 34 % de los participantes tenían dietas antiinflamatorias, y los resultados se publicaron en la edición del 27 de septiembre de la revista *Public Health Nutrition*.
Meadows subrayó que el equilibrio general de la dieta es crucial.
"Si bien es importante consumir suficientes frutas y verduras, una ingesta excesiva de alcohol o carne roja puede mantener su dieta en una categoría proinflamatoria", comentó. Además, enfatizó que desea que las personas consideren los alimentos antiinflamatorios como herramientas para mejorar su salud.
Algunos alimentos con propiedades antiinflamatorias incluyen ajo, jengibre, cúrcuma y té verde y negro.
Otros ejemplos son granos integrales, vegetales de hojas verdes, legumbres como frijoles y lentejas, y pescados grasos como el salmón y las bayas, que forman parte de la popular dieta mediterránea.
"Adoptar una dieta menos inflamatoria podría tener un efecto positivo en diversas enfermedades crónicas, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares e incluso en la depresión y otros trastornos de salud mental", aseguró Meadows en un comunicado de prensa de la Universidad Estatal de Ohio.
Señaló varios obstáculos para seguir una dieta menos inflamatoria, como el acceso limitado a productos frescos y su costo, lo que representa una barrera para las personas con bajos ingresos. También mencionó que muchas personas sufren inflamación crónica debido a factores no relacionados con la dieta.
"Existen muchos factores que contribuyen a la inflamación crónica, y todos interactúan, siendo el sueño un componente clave", añadió Meadows. "La dieta puede ser una herramienta efectiva para combatir esto".