Los alimentos que comes todos los días y son malos para el corazón

Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo una de las principales causas de mortalidad, y la relación entre una dieta poco saludable, el sedentarismo y el envejecimiento prematuro del corazón se vuelve cada vez más evidente.

Con motivo del Día Mundial del Corazón, que se celebra el 29 de septiembre, los especialistas en salud y nutrición han reiterado la importancia de adoptar hábitos alimenticios más saludables y llevar un estilo de vida activo para prevenir el deterioro de este órgano esencial.

Datos recientes indican que las enfermedades cardiovasculares fueron la segunda causa de muerte en varios países en 2023, representando el 26.5% del total de fallecimientos. Uno de los principales factores que contribuyen a esta alarmante cifra es una dieta inadecuada, caracterizada por el consumo excesivo de alimentos procesados, fritos y bebidas azucaradas.

Gemma Chiva-Blanch, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), enfatiza que ciertos alimentos, cuando se consumen en grandes cantidades, pueden incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas. Ejemplos claros son las carnes procesadas, como embutidos y salchichas, así como las carnes rojas, que, debido a su alto contenido en grasas saturadas y sodio, pueden elevar el colesterol y la presión arterial, aumentando el riesgo de infartos.

Los alimentos fritos, especialmente aquellos cocinados con aceites industriales ricos en grasas trans, también son perjudiciales. Estos productos no solo aumentan el colesterol LDL (colesterol “malo”), sino que suelen ser altos en calorías y sal, lo que puede conducir al aumento de peso, la obesidad y, en última instancia, a serias complicaciones cardíacas.

Enemigos silenciosos del corazón son también el azúcar y el alcohol. Las bebidas azucaradas, como refrescos y zumos envasados, así como la bollería industrial y los cereales azucarados, contribuyen significativamente al aumento de peso y a la aparición de diabetes, ambos factores de riesgo para el corazón. Chiva-Blanch subraya la necesidad de reducir el consumo de estos productos y optar por alternativas más saludables, como frutas frescas y cereales integrales.

El exceso de sodio es otro factor clave que no se debe ignorar. Muchos alimentos envasados, como sopas, cremas y salsas comerciales, contienen altos niveles de sal, lo que puede elevar la presión arterial y aumentar las probabilidades de sufrir problemas cardíacos. Igualmente, los aperitivos salados y el consumo excesivo de alcohol también son perjudiciales, afectando tanto la presión arterial como el músculo cardíaco.

Además de la dieta, el sedentarismo contribuye al envejecimiento prematuro del corazón. Salvador Macip, catedrático de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, advierte que un estilo de vida inactivo, combinado con una dieta rica en grasas, acelera los cambios negativos en el corazón, similares a los que se producen con el envejecimiento natural. "No tener la presión arterial controlada también juega un papel en este sentido", añade Macip.

Para contrarrestar estos efectos, los expertos enfatizan la importancia de llevar un estilo de vida activo. El ejercicio regular no solo ayuda a mantener un peso saludable, sino que también mejora la salud cardiovascular y retrasa el envejecimiento del corazón. A futuro, según Macip, podrían desarrollarse medicamentos que ralenticen el deterioro cardíaco asociado a la edad, aunque aún queda mucho por investigar.

Si bien la genética influye en la salud del corazón, los especialistas coinciden en que el entorno y los hábitos de vida tienen un impacto significativo. Aunque aún es difícil medir con precisión el riesgo a largo plazo de sufrir problemas cardiovasculares, adoptar una dieta equilibrada y mantener una rutina de ejercicio son las mejores medidas preventivas disponibles actualmente.

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