¿Y si lo que sabemos sobre el autismo fuera erróneo?

“¿Qué pasaría si todo lo que sabemos sobre el autismo estuviera equivocado?”, se pregunta Aaron Ray Dallman, médico y profesor adjunto de terapia ocupacional en la Escuela de Profesiones de la Salud de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, Estados Unidos.

Dallman es autor de un estudio de esta universidad, publicado en el American Journal of Occupational Therapy, que concluye que muchos adultos autistas son, en realidad, muy conscientes de sus emociones y pueden describirlas con detalles vívidos y a menudo coloridos.

Los hallazgos de su investigación de 2024 desafían la percepción común y las conclusiones de estudios previos que han estado vigentes durante años, que sostenían que las personas autistas no podían describir sus emociones o que a menudo mostraban respuestas emocionales atenuadas, según informa la universidad. Dallman cita un estudio de 2016, publicado por la Sociedad Nacional del Autismo del Reino Unido, titulado “No saber lo que siento: Empatía emocional en los trastornos del espectro autista”.

Este estudio concluyó que las personas autistas experimentan una respuesta fisiológica similar ante ciertos estímulos (como ver un video angustiante) en comparación con las personas no autistas, pero muestran una reducción en su respuesta emocional al relatar dicha experiencia psicológica.

Además, la investigación de 2016 asumía el consenso general en la literatura científica de que uno de los rasgos de las personas con trastorno del espectro autista es su dificultad con la empatía cognitiva, es decir, la capacidad de explicar, predecir e interpretar con precisión las emociones de los demás en relación con una situación.

Comprender en lugar de problematizar.
“Nos hemos pasado mucho tiempo problematizando el autismo, en lugar de esforzarnos por entender cómo es ser autista. La creencia popular de que las personas autistas no tienen vidas ricas y emocionales simplemente no es cierta”, destaca Dallman en una entrevista con EFE.

“Comprender las emociones complejas de los adultos autistas puede contribuir a desarrollar mejores estrategias terapéuticas para las personas neurodivergentes y abordar el autismo de manera adecuada”, añade el investigador de Rutgers.

“Las personas autistas han sabido durante mucho tiempo que tienen una vida emocional rica, pero décadas de investigación han sugerido lo contrario”, explica Dallman.

“Muchos adultos autistas se han puesto en contacto conmigo con interés y entusiasmo por este trabajo, expresando su alegría de que se escuchen sus voces y preguntando si pueden compartir mi investigación con sus amigos y colegas”, señala.

“Sienten que esta investigación les ayudará a comunicar sus experiencias a sus seres queridos”, agrega Dallman.

Este investigador considera que “cuando los científicos y médicos buscan e incorporan activamente las perspectivas autistas, es más probable que su investigación aborde las necesidades más urgentes de la comunidad autista”.

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