MSF ha cerrado su proyecto en Piedras Negras, con el fin de reorientar su atención hacia otras áreas del país.
Tras casi seis años de actividades, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha cerrado su proyecto en Piedras Negras, al norte de México, con el fin de reorientar su atención hacia otras áreas del país donde las necesidades son más urgentes debido a los cambios en las rutas migratorias hacia los EE. UU.
Atenciones en la franja fronteriza de Coahuila: Entre finales de 2018 y septiembre de 2024, los equipos móviles de MSF en Piedras Negras y en zonas aledañas como Nuevo Laredo, Monterrey, Saltillo, Ciudad Acuña, Río Bravo y Nueva Rosita, llevaron a cabo 45,550 consultas de salud primaria, salud sexual y reproductiva. Además, derivaron a 335 pacientes que requerían atención especializada a otros servicios de salud pública.
Colaboración. Durante esta intervención, MSF sensibilizó a 22,260 personas sobre la prevención de salud y los servicios de las clínicas móviles, trabajando en colaboración con la jurisdicción de salud y estableciendo fuertes vínculos con albergues, que confiaron en la organización para ofrecer apoyo en salud mental a los migrantes. “La salida de MSF afectará la continuidad de la atención en salud debido a la falta de una respuesta constante y directa de otros actores en los albergues”, comentó Alessandro Barbieri, jefe de base. “Es crucial que las autoridades sanitarias actúen temprano en los casos más graves y asuman la responsabilidad de la salud pública de las personas en tránsito, manteniendo una comunicación constante con los albergues para seguir brindando apoyo en la medida de lo posible”.
En el proyecto de Piedras Negras, MSF ofreció atención integral a las víctimas de extrema violencia, brindando no solo atención médica, sino también apoyo psicológico y acompañamiento social, esenciales para tratar las secuelas físicas y emocionales de la violencia.
Casos. La falta de otros actores con un enfoque similar pone en riesgo la atención adecuada de estos casos, ya que muchos servicios de salud en la región carecen de los recursos y la capacitación necesarios. Sin una intervención especializada, las víctimas corren el riesgo de no recibir el tratamiento integral que requieren, lo que podría empeorar su situación y prolongar su recuperación. Es fundamental que las autoridades sanitarias asuman la responsabilidad de garantizar el acceso a servicios de salud integral y que la comunidad continúe apoyando.