El Espanyol ha experimentado una dura realidad en el Benito Villamarín: no se puede ganar sin marcar goles. El equipo dirigido por Manolo González sufrió su tercera derrota consecutiva, esta vez ante el Real Betis (1-0), en un encuentro donde su ataque fue muy deficiente. Joan García, el portero, se convirtió en la única esperanza del conjunto perico, pero todo se desmoronó en el minuto 85 con el gol de Giovanni Lo Celso.
Quedó claro en este partido que el Espanyol depende en gran medida de Joan García. Afortunadamente para los blanquiazules, lograron mantener al joven portero de 23 años tras evitar su salida al Arsenal en verano. García realizó 11 paradas que disimularon la escasa producción ofensiva del equipo, que ha quedado sin marcar en cuatro de los ocho partidos jugados.
En la primera mitad, el Espanyol no logró probar a Rui Silva ni una sola vez. A pesar de los intentos de González por cambiar la situación en el descanso, el equipo regresó sin crear peligro, registrando solo un disparo a puerta durante todo el encuentro.
Joan García tuvo que actuar desde el comienzo, parando un par de disparos de Cédric Bakambu y luego otro de Sergi Altimira. El portero se destacó al detener un penalti a Abde antes del descanso, lo que permitió al Espanyol irse al vestuario con el marcador empatado.
En el segundo tiempo, García continuó siendo el héroe al negar oportunidades claras a Lo Celso y Abde, acumulando un total de nueve paradas antes de la hora de juego. Sin embargo, la lesión de Javi Puado complicó aún más las cosas para el entrenador, quien no lograba encontrar la fórmula para que su equipo generara más peligro.
El Espanyol solo consiguió un disparo a puerta, protagonizado por Carlos Romero en el minuto 73, pero Rui Silva lo desvió con un gran reflejo. A medida que avanzaba el tiempo, el equipo perico se concentró más en evitar el peligro en su área que en crear oportunidades ofensivas.