El organizador de pastillas de la abuela, el analgésico de la mascota y un pañuelo desechado son solo algunas de las posibles fuentes de envenenamiento por opioides en niños pequeños, según un estudio del Centro de Control de Envenenamiento de Nueva Jersey.
Este análisis, que abarcó cinco años y 230 casos de exposición a opioides en niños de 1 mes a 6 años, destaca lo fácil que es para los más pequeños acceder a estas sustancias peligrosas. La Dra. Diane Calello, directora médica del centro de envenenamiento de la Universidad de Rutgers y autora principal del estudio, señaló que ha atendido en su consultorio a demasiados niños gravemente envenenados debido a la presencia de opioides en el hogar.
Casi todas las exposiciones, un 97%, fueron accidentales, y el 91% ocurrió en el hogar del niño, con más del 84% de esos casos resultando en hospitalización. Muchos de estos niños encontraron medicamentos de sus padres, pero el 17.4% de los casos involucraron fármacos de los abuelos, indicando un factor de riesgo que a menudo se pasa por alto, ya que los adultos mayores pueden no ser tan cuidadosos al almacenar sus medicamentos.
Los medicamentos para mascotas también contribuyeron en un 4.3% de los casos, ya sea directamente o a través de inyecciones mezcladas con comida, como mantequilla de maní. Ocho de cada diez casos involucraron a niños de 2 años o menos.
Los datos fueron obtenidos de reportes al Control de Envenenamiento de Nueva Jersey entre enero de 2018 y diciembre de 2022. Aunque las pastillas de opioides recetadas fueron la principal causa de riesgo, no fueron las únicas. Los niños también tuvieron acceso a parches de fentanilo usados, parafernalia de drogas ilegales y residuos de opioides en pañuelos y bolas de algodón desechadas.
Calello advirtió que una sola pastilla de opioide puede ser fatal para un niño de 2 años, y muchos padres pueden no ser conscientes del peligro que representan estos medicamentos, a pesar de que los consumen regularmente.
Los investigadores abogan por una mayor educación sobre los riesgos de los opioides en los hogares, que debe incluir a cualquier adulto que consuma medicamentos en presencia de niños. También sugieren que aumentar el acceso a naloxona, un medicamento que puede revertir las sobredosis de opioides, podría ser una solución valiosa.
Calello mencionó que ha visto casos donde la disponibilidad de naloxona podría haber mejorado los resultados para los niños en situaciones de emergencia, y espera investigar más sobre el impacto de distribuir naloxona entre los padres.