En menos de diez años, México ha experimentado un alarmante aumento del 88% en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, un fenómeno estrechamente vinculado con el estilo de vida actual que requiere atención urgente tanto de la sociedad como de las autoridades de salud.
Según información reciente publicada por la Revista del Instituto Mexicano del Seguro Social, la tasa de decesos por enfermedades del corazón ha incrementado de 9.2 a 17.3 por cada 10,000 habitantes entre 2011 y 2020.
Este aumento ha sido impulsado principalmente por factores de riesgo prevenibles, como el sedentarismo, la obesidad y la diabetes, que afectan a un gran segmento de la población.
El preocupante incremento se destaca en el contexto del Día Mundial del Corazón, que se celebra el 29 de septiembre, sirviendo como un recordatorio de la necesidad urgente de implementar acciones que aborden esta crisis que impacta tanto a las personas como a la economía del país, debido a los costos médicos y las pérdidas laborales vinculadas a estas enfermedades.
### Factores detrás de la crisis cardiovascular
El Instituto Nacional de Salud Pública ha señalado que la hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo en la población mexicana, afectando a un tercio de los adultos. Lo más alarmante es que más de la mitad de las personas con hipertensión no han sido diagnosticadas, lo que aumenta el riesgo de complicaciones graves como infartos o accidentes cerebrovasculares.
El Dr. Carlos Jerjes Sánchez Ramírez, cardiólogo y Director Médico del Hospital MAC La Viga, subrayó que "el aumento de las enfermedades del corazón en México debe ser considerado como una prioridad de salud pública". Muchas de estas condiciones son prevenibles mediante cambios en el estilo de vida, lo que enfatiza la importancia de adoptar hábitos saludables y realizar chequeos médicos regulares para una detección temprana.
La inactividad física, la mala alimentación y el sobrepeso han llevado a México a convertirse en uno de los países con mayores índices de obesidad a nivel mundial, lo que ha contribuido al aumento de casos de diabetes tipo 2. Esta combinación de factores ha creado un entorno propicio para el incremento de enfermedades cardiovasculares.