Un estudio reciente sugiere que el rituximab y el ocrelizumab, dos medicamentos comúnmente utilizados para tratar la esclerosis múltiple (EM), podrían no ser efectivos para las personas con la forma progresiva primaria de la enfermedad. Investigadores franceses no encontraron diferencias en la progresión de la EM entre los pacientes con esta forma de la enfermedad que recibieron los tratamientos durante cuatro años y aquellos que no lo hicieron.
Dado que estos fármacos, que pertenecen a la clase de terapias de infusión anti-CD20, pueden ser costosos y conllevan efectos secundarios, los autores del estudio cuestionan su uso continuado en estos pacientes. La Dra. Laure Michel, autora principal del estudio de la Universidad de Rennes, destacó que "las terapias anti-CD20 se prescriben ampliamente, en parte debido a la escasez de tratamientos alternativos". Sin embargo, los resultados sugieren que no retrasan el deterioro de la discapacidad en personas con EM progresiva primaria.
Los hallazgos fueron publicados el 25 de septiembre en la revista *Neurology*. La esclerosis múltiple es una enfermedad progresiva en la que el sistema inmunitario ataca la mielina que protege los nervios. Aproximadamente el 10% al 15% de los pacientes tienen EM primaria progresiva, que se caracteriza por un deterioro constante sin periodos de recuperación.
Estos tratamientos anti-CD20 actúan sobre una proteína llamada CD20 en las células B del sistema inmunitario, con la esperanza de reducir su número y frenar el daño a la mielina. El ocrelizumab ha sido aprobado por la FDA para la EM primaria progresiva, mientras que el rituximab se utiliza a menudo "fuera de etiqueta" para esta condición.
El estudio incluyó casi 1,200 pacientes con EM progresiva primaria, con una edad promedio de 56 años, que no habían tomado medicación para la EM en los dos años previos a su inclusión. Durante el ensayo de cuatro años, 295 pacientes recibieron rituximab, 131 ocrelizumab y 728 no recibieron tratamiento. No se observaron diferencias significativas en la progresión de la discapacidad entre los grupos.
No obstante, el equipo advirtió que el tamaño de la muestra era insuficiente para llegar a conclusiones definitivas, y se necesita un ensayo más amplio para validar estos hallazgos. Mientras tanto, Michel enfatiza la necesidad de investigar nuevos tratamientos que puedan realmente ayudar a las personas con EM progresiva primaria, afirmando que "se requieren urgentemente opciones que desaceleren la progresión hacia una discapacidad más severa".