El Tapón del Darién representa una dura prueba de supervivencia para los migrantes que cruzan Centroamérica en su camino hacia Estados Unidos.
De acuerdo con los testimonios recopilados al ofrecer ayuda a los migrantes que cruzan por Centroamérica hasta llegar a la frontera con Estados Unidos, el Tapón del Darién representa una prueba de supervivencia. Sin embargo, atravesar México no se compara con lo vivido en la selva que divide a Colombia de Panamá, ya que son diversas las situaciones a las que deben enfrentarse en el sur y centro del territorio mexicano.
Ante esto, el Obispo de la Diócesis de Piedras Negras, Alfonso Miranda, destacó que recientemente tuvo una reunión con episcopados de Centroamérica, Canadá y Estados Unidos, en la que se decidió ofrecer ayuda y acompañamiento a estos grupos de personas que huyen de sus países por situaciones como la violencia, la pobreza y las dictaduras de sus gobiernos. Un caso ampliamente conocido es el de Venezuela, donde su presidente se aferra al poder a pesar del rechazo de gran parte de la población, lo que ha generado conflictos en las recientes elecciones. Incluso, gobiernos de distintas partes del mundo han expresado su postura sobre el tema, y el contrincante en los comicios tuvo que exiliarse en otro país. Un caso similar ocurre en El Salvador, lo que representa una grave crisis para sus habitantes, quienes no miden los riesgos con tal de buscar una mejor calidad de vida.
El Obispo detalló que visitó la casa del migrante en Piedras Negras para conocer las atenciones y su operatividad, indicando que en cada migrante debemos ver a Cristo, quien camina por las calles, y en ese contexto, debemos socializarnos con ellos como hermanos. Manifestó que este es un sector muy vulnerable, que atraviesa por muchas situaciones complejas, evidentes en la frontera, donde se exponen a peligros como ahogarse en las traicioneras aguas del río Bravo o morir por deshidratación en los ranchos, donde son encontrados en medio de temperaturas extremas. También intentan cruzar en vagones del ferrocarril, encerrados a más de 50 grados.