El mariscal de campo es más vocal, más determinado y confiado y ahora que no tendrá piezas clave, debe demostrar que es él la punta de lanza de la ofensiva
No han pasado ni cinco minutos del segundo partido de pretemporada de los San Francisco 49ers y el mariscal de campo Brock Purdy está visiblemente enfadado.
Ante una tercera y ocho en la línea de 41 de San Francisco, Purdy acaba de hacer un snap escopeta, escaneó el campo y rodó a su derecha buscando al ala cerrada de segundo año Brayden Willis. Mientras Purdy corre y espera, Willis nunca regresa hacia el balón, dejando que Purdy pierda dos yardas.
Es una jugada inofensiva en un partido sin importancia, pero Brock Purdy no lo ve así. Justo después de pisar fuera del campo, Purdy da tres pasos y le hace un gesto a Willis con claras instrucciones sobre lo que hizo mal.
Tal vez no sea casualidad que, tras las tantas cosas que Purdy pudo fortalecer durante su primera temporada baja completa y en forma, su voz sea la que más resuene.