Durante mucho tiempo, el enojo ha sido considerado una emoción negativa, algo que se debe evitar o reprimir. Sin embargo, investigaciones recientes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sugieren que el enojo desempeña un papel crucial en la respuesta cerebral ante ciertas situaciones, y puede incluso ofrecer beneficios para nuestra salud y bienestar.
El Dr. Eduardo Calixto González, profesor en la Facultad de Psicología de la UNAM y jefe del Departamento de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, señala que el enojo es una respuesta natural del sistema nervioso central que prepara al cuerpo para enfrentar desafíos. A diferencia de la creencia común, el enojo no siempre es dañino; en realidad, puede ser una herramienta valiosa para superar obstáculos y mejorar nuestra capacidad competitiva en el trabajo y en la vida cotidiana.
El enojo desencadena procesos químicos en el cerebro que afectan nuestra percepción y estado físico. Durante un episodio de enojo, se liberan neurotransmisores como noradrenalina, dopamina y glutamato, que aumentan la actividad cardiovascular y respiratoria, preparando al cuerpo para reaccionar de inmediato. Al mismo tiempo, disminuyen los niveles de serotonina y vasopresina, lo que puede reducir temporalmente la capacidad de razonamiento lógico. En este estado, la mente se centra en responder a la amenaza percibida en lugar de procesar los detalles de manera calmada.
Esta respuesta automática del cerebro es parte del mecanismo de "lucha o huida", que tiene raíces evolutivas. Sentir enojo en momentos críticos puede ayudarnos a reaccionar más rápido y con más energía ante situaciones adversas. Según Calixto, esta alteración cerebral permite al individuo estar "preparado para luchar o huir", dependiendo de lo que la situación requiera.
A pesar de su asociación con conflictos, el enojo también puede tener efectos positivos. Un beneficio importante es que puede motivar a las personas a ser más competitivas. En contextos laborales, académicos o deportivos, esta emoción puede aumentar la determinación para alcanzar metas.
Otro beneficio del enojo es su capacidad para facilitar decisiones rápidas en situaciones de alta presión. La energía emocional que genera puede ayudar a las personas a concentrarse en lo esencial y actuar de manera decisiva. Sin embargo, es crucial manejar esta emoción adecuadamente, ya que, como menciona Calixto, el enojo es beneficioso solo si es temporal. Si persiste más de cuatro horas, puede volverse patológico y afectar negativamente al cerebro.
El Dr. Calixto indica que el enojo es normal y saludable si dura entre 30 y 40 minutos, tiempo durante el cual el cuerpo y el cerebro experimentan una activación positiva que ayuda a resolver problemas. Sin embargo, si el enojo se prolonga, puede tener efectos perjudiciales, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo.
Cuando enfrentamos a alguien enojado, la reacción más común es decirle que se calme, pero Calixto advierte que esto puede ser contraproducente. Decirle a una persona enojada que "se calme" puede intensificar su enojo, ya que en ese estado, el cerebro busca validación en lugar de conciliación. La mejor manera de abordar a alguien enojado es permitir que exprese sus emociones y, una vez que la intensidad disminuya, ofrecer un espacio para un diálogo constructivo.
Además, el especialista señala que el enojo varía según la edad. Las personas más jóvenes tienden a experimentar episodios de enojo más intensos y prolongados, mientras que a partir de los 35 o 40 años, el cerebro parece regular esta emoción de manera más eficaz, resultando en episodios más cortos y controlados.