Un estudio reciente revela que la lactancia materna durante el primer año de vida puede reducir el riesgo de asma en los bebés al favorecer una colonización saludable de microbios en su cuerpo.
Los investigadores publicaron sus hallazgos el 19 de septiembre en la revista *Cell*, indicando que la lactancia materna más allá de los tres meses promueve el desarrollo gradual del microbioma intestinal del bebé. En cambio, interrumpir la lactancia antes de los tres meses afecta este proceso y está relacionado con un mayor riesgo de asma en la infancia.
La leche materna contiene nutrientes y azúcares complejos que fomentan el crecimiento de microbios beneficiosos en el intestino del bebé. Por otro lado, la fórmula infantil estimula la proliferación de microbios diferentes, y su aparición temprana se asocia con un mayor riesgo de asma.
Liat Shenhav, co-investigadora principal y bióloga computacional de la Facultad de Medicina Grossman de la NYU, comparó el impacto de la lactancia materna en el microbioma con un marcapasos que regula el ritmo del corazón, subrayando que este proceso asegura una secuencia adecuada y oportuna de colonización microbiana en el intestino y la cavidad nasal del bebé.
El estudio rastreó la presencia de microbios en el intestino y la nariz de 3,500 niños canadienses durante su primer año de vida. Se descubrió que una bacteria llamada *Ruminococcus gnavus* aparece antes en los intestinos de los bebés destetados de la leche materna. Esta bacteria está relacionada con el triptófano, un aminoácido asociado con problemas inmunológicos como el asma.
Los resultados mostraron que la duración de la lactancia materna tiene un impacto significativo en el microbioma del bebé, incluso cuando se consideraron otros factores, como la exposición al humo o antibióticos. Con base en estos hallazgos, los investigadores desarrollaron un modelo informático que mostró cómo la lactancia materna reduce el riesgo de asma mediante la influencia sobre el microbioma.
Shenhav destacó la importancia de la lactancia en la salud respiratoria y sugiere que estos resultados podrían guiar las políticas de lactancia materna. Además, con más estudios, estos hallazgos podrían ayudar a prevenir el asma en bebés que no pueden ser amamantados durante al menos tres meses.