Un reciente estudio indica que el entrenamiento cerebral diseñado para mejorar la memoria podría prevenir los síntomas de la enfermedad de Alzheimer durante varios años.
Los adultos mayores que participaron en el entrenamiento cerebral experimentaron un deterioro más lento en sus habilidades de memoria y pensamiento en comparación con aquellos que no recibieron el entrenamiento, según los hallazgos de los investigadores.
Este beneficio se mantuvo durante cinco años después de que los adultos mayores completaran el entrenamiento, según los resultados del estudio.
"Estos hallazgos son significativos porque la intervención utilizada no implica el uso de medicamentos y puede tener un impacto considerable en la vida de las personas afectadas", comentó la investigadora principal, Sylvie Belleville, profesora de neurociencia cognitiva del envejecimiento y plasticidad cerebral en la Universidad de Montreal.
El estudio reclutó a 145 adultos mayores con deterioro cognitivo leve de clínicas de memoria en Montreal y Quebec entre 2012 y 2015.
Un tercio de los participantes fue asignado al azar para recibir entrenamiento en estrategias de memoria, incluyendo técnicas para recordar nombres, listas de elementos y enfocar la atención para una mejor retención.
Otro tercio recibió formación en bienestar psicológico general, como manejo de la ira y resolución de problemas, mientras que el grupo restante no recibió ningún entrenamiento.
Los resultados iniciales "mostraron que una intervención temprana puede mejorar la función cognitiva en personas en riesgo de Alzheimer", destacó Belleville en un comunicado de prensa. "También observamos cambios cerebrales que indican que estas personas habían logrado compensar mentalmente su pérdida de memoria".
En un artículo publicado el 12 de septiembre en la revista *Alzheimer's & Dementia: Diagnosis, Assessment & Disease Monitoring*, los investigadores volvieron a contactar a los participantes cinco años después para evaluar si los beneficios persistían sin necesidad de entrenamiento adicional.
El equipo continuó observando que los beneficios en la memoria y las evaluaciones de demencia no habían cambiado en el grupo que recibió el entrenamiento, mientras que el grupo no tratado mostró un deterioro.
Los participantes que recibieron entrenamiento en memoria experimentaron menos deterioro y obtuvieron mejores resultados en pruebas de capacidad cognitiva.
Estos hallazgos "destacan el potencial del entrenamiento cognitivo como una estrategia preventiva para adultos mayores con vulnerabilidad cognitiva, ayudando a reducir el deterioro cognitivo y potencialmente retrasando la aparición de la demencia", concluyó el estudio.
"Además, es notable que estos efectos duraderos se lograron a través de una intervención relativamente breve y económica que puede implementarse fácilmente como medida preventiva para aquellos en riesgo", añadieron los investigadores.