Me gusta el trabajo en el campo; la oficina me aburre
En los últimos años, el área de epidemiología ha cobrado una importante relevancia para el sector médico debido a la serie de virus que han surgido, habiendo atravesado por una pandemia. La Doctora Fernanda Hernández nos platica sobre la labor que se desarrolla en esta área.
¿Cómo nació el interés por la medicina y el de estudiar la carrera?
"Podría ser por la influencia que existe en mi casa. Mi papá es médico veterinario investigador, de ahí no hay nadie más que le guste el ramo de la medicina. A mí, desde muy pequeña, me ha gustado el altruismo, lo cual se puede combinar con esta carrera, de la cual ya llevo nueve años de haber egresado como médica general. Estoy interesada y en mis planes tengo la intención de estudiar una maestría y un doctorado en salud pública y administración hospitalaria. Actualmente, me encuentro estudiando un diplomado en salud pública y epidemiología. Desde joven quería estar dentro de las ciencias de la salud. Primero quería ser química farmacobióloga, después bióloga, y no sé en qué momento pasó por mi mente estudiar medicina. Ahora me dedico a esta carrera, ya llevo un tiempo de graduada y me gusta mucho el área donde me encuentro desempeñándome".
¿Por qué estudiar la especialidad de epidemiología? "Esto fue por medio de la Secretaría de Salud, que me dio la oportunidad de tener contacto con esta área cuando estaban iniciando los primeros casos de COVID. Empezaron a otorgar contratos y una amiga me recomendó. Mi primer día en la Secretaría de Salud fue en el área de epidemiología. A la semana estuve en el área de envío y recepción de muestras de COVID, pero no solo es COVID, te mandan a brigadas, ves parte de promoción a la salud y un poco de todos los programas que se cuentan en la jurisdicción.
Es donde empieza mi gusto por esta especialidad. Al principio, quería irme por el área de ginecología, pero esta área llenó mis expectativas. Siempre me ha gustado andar en campo, en el área operativa, buscando ir al lugar donde se desarrolla una situación. No soy de estar en un escritorio, eso me aburre. Soy más de acción. Si me dicen que hay un brote, eso me encanta, andar en la búsqueda de todas esas cuestiones. Como mi llegada a esta área se dio en la pandemia, me contagié cuatro veces de COVID, pero nunca se vio complicada mi salud, solo tuve síntomas leves como dolor de cabeza, pero nada grave. Mi esposo estuvo internado 12 días. Gracias a que obtuvo su tratamiento a tiempo, no fue intubado; de lo contrario, no hubiese sobrevivido. Mi papá estuvo en terapia intensiva y gracias a Dios se logró recuperar. En estos momentos, se encuentra sano, caminando y contando su experiencia por la situación que atravesó".
¿Existió el temor por estar trabajando de cerca con el COVID cuando estaba la pandemia en su punto más alto? "Llega un momento en el que te acostumbras a vivir con ello. Yo me encontraba en la jurisdicción sanitaria número siete en Francisco I. Madero. Dentro de mi brigada, un compañero falleció, se contagió. Nosotros manejábamos las muestras de pacientes positivos, entonces vivíamos con esto. Sabíamos del cuidado que deberíamos tener tanto en el área de trabajo como fuera de él, hasta que llega el momento en el que pierdes el miedo. Todo esto te deja valores como persona, ya que aprendiste cómo ser humano. Hubo mucha vulnerabilidad. Yo, en la pandemia, encontré un trabajo; no toda la gente tuvo esa dicha. Aprendes a valorar. En ese periodo, mi papá y mi esposo estuvieron al borde de la muerte. Sí te cambia la perspectiva en el apreciar a la gente y tu trabajo".
¿Qué le ha parecido Piedras Negras? "Aquí realicé mi internado en el IMSS. Los maestros y los médicos nos trataron muy bien y la ciudad me gusta mucho. Nos vinimos a Piedras Negras porque a mi esposo le propusieron llegar a la ciudad tras terminar su especialidad el que no quiere".