Desde la popularización del teléfono móvil, ha habido preocupaciones constantes sobre sus posibles efectos en la salud. En 2013, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasificó la exposición a ondas de radio como un posible carcinógeno para los humanos.
Sin embargo, numerosos estudios posteriores han descartado una relación directa entre el uso de teléfonos móviles y el riesgo de cáncer. Ahora, una revisión sistemática realizada por la Organización Mundial de la Salud y publicada en *Environment International* no ha encontrado evidencia que relacione el uso de teléfonos móviles con cánceres de cabeza.
Esta revisión es la evaluación más exhaustiva y actualizada hasta la fecha, según el profesor adjunto Ken Karipidis de la Agencia Australiana de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear (ARPANSA), quien lideró el estudio. Karipidis explica que la clasificación de la IARC en 2013 se basó en evidencia limitada de estudios observacionales, mientras que la revisión reciente utiliza un conjunto de datos mucho más amplio y actualizado, incluyendo estudios más recientes y detallados. Esto permite concluir con mayor certeza que la exposición a ondas de radio de tecnología inalámbrica no representa un riesgo significativo para la salud.
La Organización Mundial de la Salud está preparando una monografía sobre salud ambiental que incorporará esta revisión sistemática y otras investigaciones encargadas por la misma institución.
Karipidis destaca que la revisión abarcó más de 5.000 estudios publicados entre 1994 y 2022, de los cuales 63 fueron incluidos en el análisis final. Los resultados coinciden con investigaciones previas de ARPANSA, que han demostrado que, a pesar del notable aumento en el uso de tecnología inalámbrica en los últimos 20 años, no se ha observado un incremento en la incidencia de cánceres cerebrales.