'Dios me ayuda a sobrevivir todos los días'.
La necesidad y preocupación por seguir vivo lo orilló a salir de su país, hace cinco años don Gregorio se marchó de Honduras sin voltear atrás. Problemas médicos en donde vivir con una colostomía no era nada barato y la opción de una operación era imposible fueron la razón por la que decidió emprender un camino sin rumbo fijo, pero con la meta de tener una vida mejor o al menos seguir viviendo.
Su necesidad es tanta que vive en la calle en donde se refugia para pedir dinero a las almas de buen corazón mientras exhibe la bolsa de colostomía y las sondas que atraviesan su cuerpo, todo con tal de comprar las medicinas que necesita y ser el mismo quien se aplica las bolsas y medicamentos.
¿Por qué terminó enfermo y cuál es su diagnóstico?
“Yo trabajaba en un camión de volteo con otro compañero y nos caímos a un barranco de ahí me destrocé un brazo, me quebré las piernas y me fallaron los órganos, a mí me operaron las vías urinarias dos veces entonces se me tapó y por eso me pusieron sonda al riñón, un tiempo estuve en Tapachula ya me iban a operar en un hospital, pero me dijo el urólogo ocupamos a una persona que se haga responsable de usted a la hora de la operación, pero yo no tengo familia entonces me cancelaron todo”.
Menciona que estuvo en Tapachula ¿Cuál fue el motivo por el que terminó ahí?
“Desde que salí de mi país he pasado por varios Estados de México, la semana pasada andaba en Chiapas y ya estuve en Tuxtla, Veracruz, Querétaro, quisiera ver si llegó a Estados Unidos para que me operen y me quiten la sonda”.
Salió de Honduras porque atender su enfermedad era muy caro ¿Qué retos enfrentaba?
“Yo tuve un accidente de trabajo y en el hospital no me hacían caso, terminé necesitando sondas y nadie me ayudaba en las clínicas, no había medicamentos y ni cómo conseguirlos, dije si me quedó aquí, me voy a morir, por eso me fui”.
Sostiene que las medicinas eran muy caras ¿Qué hacía para conseguirlas?
“Créame, busqué trabajo, pero por mi condición ya no me daban. Me ponía a pedirle a la gente, pero allá todo está caro. Me apoyaban con uno o dos lempiras y eso no es nada, una sonda en Honduras vale 150 o 200 lempiras y conseguir para una era pedir más de una semana, así no iba a sobrevivir”.
¿Tiene hogar o familia que lo esté esperando?
“Nada, yo nunca tuve hijos, si me junté, pero me separé, no tengo a nadie en ninguna parte. Si un día junto dinero me voy una noche a un hotel y si no me voy afuera del hospital (Amparo Pape de Benavides) y ahí me duermo afuera”.
Pide dinero en las calles pese a su enfermedad ¿Cómo lo logra?
“Bendito Dios me bendice con gente que me da 2 o 3 pesos y con eso me compro el medicamento o para comer, por eso lo hago porque es así o no vivir y yo lo que quiero es estar vivo por eso lo hago, tengo ganas de ya no estar enfermo, pero sé que si lo quiero nadie me lo va a dar yo tengo que buscar cómo”.
Usted mismo se aplica los medicamentos y se atiende ¿De qué manera aprendió?
“Simplemente, porque en mi país no tenía quien me atendiera, un día me estaba bañando y se me salió la sonda y dije cómo le hago, me la tuve que meter yo y así me enseñé”.
De acuerdo con su condición, ¿Cuáles son los medicamentos que utiliza?
“Todos los días me pongo una inyección de tramadol, y por andar así pidiendo en el sol y sudor se me infecta, para eso uso una amikacina de 500, a veces me da mucha agrura y tomo homeprazol, de sonda yo uso del número 12 y las bolsas”.
Los interesados en apoyarlo ¿Dónde pueden encontrarlo?
“Como le digo, no tengo casa, pero me pongo aquí en el bulevar Madero desde cómo las 8:30 a las 11:30 o hasta que aguante andar en el sol y si no me quedo afuera del hospital (Amparo Pape de Benavides) a dormir”.
En su condición actual, ¿Qué pretende en la vida?
"Lo único que quiero es que me operen para ya no necesitar andar así y después de eso ya veré cómo me las sigo arreglando, si puedo ahorita que estoy así, yo sé que completo voy a poder más”.