Un estudio reciente revela que las personas que suelen quedarse despiertas hasta tarde tienen un 50% más de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con quienes se acuestan más temprano. Esta investigación, presentada el domingo en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes en Madrid, indica que el riesgo elevado no se debe únicamente a un estilo de vida poco saludable.
Incluso al considerar factores como una dieta deficiente, falta de ejercicio, consumo de alcohol, tabaquismo y mala calidad del sueño, el riesgo de diabetes tipo 2 entre los noctámbulos sigue siendo significativo. Según Jeroen van der Velde, investigador principal del Centro Médico de la Universidad de Leiden en los Países Bajos, esta mayor propensión podría estar relacionada con una desalineación circadiana. Los cronotipos tardíos, que prefieren acostarse y despertarse más tarde, pueden tener ritmos biológicos que no se ajustan a los horarios sociales y laborales convencionales, lo que podría afectar negativamente el metabolismo y aumentar el riesgo de diabetes tipo 2.
El estudio analizó datos de salud de más de 5,000 personas que participaban en un proyecto sobre el impacto de la grasa corporal en enfermedades. Los investigadores examinaron los hábitos de sueño y otros factores de estilo de vida, encontrando que los noctámbulos tenían un 46% más de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 durante un seguimiento de seis años, incluso después de ajustar por otros comportamientos de salud.
Los madrugadores y aquellos con patrones de sueño promedio no mostraron un aumento significativo en el riesgo de diabetes. Además, los noctámbulos tendían a tener un índice de masa corporal (IMC) más alto, mayor circunferencia de cintura y más grasa corporal oculta, incluyendo un 14% más de grasa hepática en comparación con los que mantenían un patrón de sueño regular.
Van der Velde sugiere que los noctámbulos podrían reducir su riesgo de diabetes tipo 2 ajustando sus hábitos de estilo de vida, como modificar el horario de las comidas. Comer más temprano en la noche, por ejemplo, podría ofrecer beneficios metabólicos, aunque este aspecto no se midió directamente en el estudio.
Estos resultados deben ser considerados preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por pares.