El cerebro, al igual que el cuerpo, necesita ejercicio para mantenerse en condiciones óptimas. Diversos estudios han demostrado que la actividad física no solo mejora la salud cardiovascular, sino que también es esencial para mantener y mejorar funciones cognitivas, como la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Además, se ha sugerido que el ejercicio podría ser una de las estrategias más efectivas para prevenir o retrasar enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer. La sorpresa es que el mejor ejercicio para el cerebro es accesible para todos y se puede realizar en casi cualquier lugar.
Aunque aún no se comprenden completamente los mecanismos exactos de cómo el ejercicio beneficia al cerebro, los estudios han revelado varias maneras en que la actividad física influye en nuestra salud mental. Por ejemplo, se ha demostrado que el ejercicio favorece la formación de nuevas conexiones neuronales (conocidas como espinogénesis y sinaptogénesis) y estimula los mecanismos moleculares que respaldan estos procesos.
Un estudio destacado publicado en el Journal of Alzheimer's Disease utilizó resonancias magnéticas para analizar los cerebros de más de 10,000 personas. Los resultados mostraron que quienes realizaban ejercicio regularmente tenían un mayor volumen cerebral en áreas clave como la materia gris, esencial para el procesamiento de la información, y la materia blanca, que conecta distintas regiones del cerebro. También se observó un aumento en el tamaño del hipocampo, crucial para la memoria.
Investigaciones recientes, como las publicadas en Aging Cell, han revelado que el ejercicio puede revertir ciertos patrones de expresión génica en células cerebrales envejecidas, restaurando funciones más características de una microglía joven (células inmunes del cerebro que apoyan la función cerebral). Esto sugiere que mantenerse activo puede, en efecto, rejuvenecer el cerebro.
Entonces, ¿cuál es el mejor ejercicio para la salud cerebral? Aunque muchos podrían pensar en actividades de alta intensidad, en realidad, incluso un nivel moderado de actividad física puede tener efectos positivos significativos. Caminar, una de las formas más simples y accesibles de ejercicio, se ha asociado con mejoras en la memoria y otras funciones cognitivas.
Un estudio ha señalado que caminar menos de 4,000 pasos al día ya puede tener un impacto positivo en la salud cerebral, mucho menos que los 10,000 pasos habitualmente recomendados. Esto hace que los beneficios del ejercicio sean alcanzables para una gran parte de la población. No obstante, mayores niveles de actividad aportan beneficios adicionales, y otros tipos de ejercicios, como bailar, correr, nadar o realizar ejercicios de resistencia, también son altamente recomendados.