Una encuesta realizada a adolescentes australianos revela que aquellos con síntomas depresivos tienen el doble de probabilidad de comenzar a vapear.
"En el corto plazo, la nicotina puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés, lo que podría llevar a los jóvenes a recurrir a los vaporizadores como una forma de afrontar sus problemas", indicó Emily Stockings, coautora del estudio.
"Independientemente de si la salud mental deficiente conduce al vapeo o viceversa, está claro que para prevenir el inicio del vapeo, es crucial abordar la salud mental simultáneamente", agregó Stockings, profesora asociada de medicina en el Centro Matilda de la Universidad de Sídney.
El estudio, publicado el 2 de septiembre en la revista Australian & New Zealand Journal of Psychiatry, analizó la salud mental y el uso de cigarrillos electrónicos en más de 5,000 estudiantes de Year 7 y 8 (aproximadamente 12-13 años) de 40 escuelas en Nueva Gales del Sur, Queensland y Australia Occidental.
Aproximadamente un 8.3 por ciento de los encuestados dijeron que habían utilizado cigarrillos electrónicos. En comparación con los jóvenes con bajos niveles de estrés, aquellos con niveles moderados de estrés tenían un 74 por ciento más de probabilidades de haber comenzado a vapear, mientras que aquellos con altos niveles de estrés tenían un 64 por ciento más de probabilidades. El vapeo fue un 105 por ciento más frecuente entre los adolescentes que calificaron su bienestar como bajo, en comparación con los que lo calificaron como alto.
No se encontró una relación significativa entre los niveles de ansiedad y el uso de cigarrillos electrónicos. "Se necesita más investigación para comprender la compleja relación entre la salud mental y el vapeo, pero estos hallazgos destacan la necesidad urgente de estrategias de prevención e intervención temprana basadas en evidencia para mejorar la salud y el bienestar de los jóvenes", comentó la Dra. Lauren Gardner, quien codirige el estudio OurFutures, que proporcionó los datos para este nuevo estudio.
Los hallazgos en Australia son consistentes con estudios realizados en otros países, incluyendo Estados Unidos. Investigaciones previas del Centro Matilda mostraron que el adolescente promedio comienza a vapear alrededor de los 14 años.