¡Regresa a la rutina! Así puedes reenfocar tu vida después de las vacaciones

Dos expertos sostienen que muchas de las recomendaciones psicológicas anuales para “adaptarse” a la rutina tras las vacaciones de verano tienen un efecto calmante temporal y, en ocasiones, pueden ser contraproducentes.

Después del periodo vacacional, muchas personas enfrentan el reto de volver a la rutina diaria, lo que puede generar cierto malestar, según Jesús Jiménez y María Ibáñez, directores del Centro Psicología e Introspección (CPI).

Al regresar al trabajo o a las responsabilidades diarias tras unas vacaciones, algunas personas experimentan malestar debido al retorno a situaciones estresantes y desagradables que se han estado tolerando durante un tiempo prolongado.

Para mejorar el proceso de readaptación a la rutina y el nuevo curso, es fundamental analizar detenidamente las fuentes del malestar, como el entorno laboral o escolar, y los obstáculos que impiden un cambio positivo.

Jesús Jiménez señala que muchas recomendaciones comunes para enfrentar el malestar post-vacacional son soluciones temporales que no abordan los problemas subyacentes. Alrededor del 30% de las personas afectadas experimentan malestar leve, mientras que el 35% sufre de malestar intenso, que puede durar varias semanas e incluir tristeza, alteraciones del sueño, angustia, cansancio, pérdida de apetito, irritabilidad, problemas de concentración, apatía y ansiedad.

Los psicólogos sugieren algunas recomendaciones habituales como planificar el regreso con antelación para adaptarse mentalmente, mantener horarios regulares de sueño, moderar el consumo de alcohol y cafeína, recibir masajes y seguir una dieta saludable.

Sin embargo, Jiménez e Ibáñez advierten que al volver a la rutina, resurgen las dificultades y emociones relacionadas con las situaciones estresantes previas a las vacaciones. Los consejos comunes pueden llevar a las personas a adaptarse a la situación estresante sin resolver el malestar subyacente, o bien a rebelarse y frustrarse, en lugar de identificar y abordar los problemas reales.

Como primer paso, recomiendan analizar el origen exacto del malestar y observar con calma para identificar qué está provocando los síntomas. El problema puede ser una relación conflictiva con un compañero o jefe, o el impacto del trabajo en la relación de pareja.

Para enfrentar los obstáculos diarios, es esencial examinar a fondo la situación, reconocer las responsabilidades propias y ajenas, y aprender a resolver las causas subyacentes.

 

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