Con el inicio del ciclo escolar, los padres enfrentan el desafío de decidir qué alimentos incluir en las loncheras de sus hijos. Aunque muchos buscan opciones nutritivas para asegurar un buen desarrollo físico y mental, la falta de tiempo y la conveniencia a menudo llevan a elecciones menos saludables.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha advertido sobre los posibles riesgos para la salud de los más pequeños asociados con los pastelitos empaquetados. Estos productos, muy populares entre los estudiantes por su sabor y facilidad de acceso, pueden ser perjudiciales para la salud infantil.
Profeco analizó 25 marcas de pastelillos empaquetados y encontró que, en promedio, cada porción contiene 15.4 gramos de azúcares añadidos, equivalentes a más de tres cucharadas de azúcar. Además, su alto contenido en grasas trans, calorías y edulcorantes está asociado con problemas como la obesidad, el sobrepeso y otros trastornos relacionados.
Los 3 pastelitos más dañinos para los niños, según Profeco, son:
Napolitano: Este pastelito de pan de vainilla con sabor a naranja, relleno y cubierto de chocolate, aporta 244 calorías por porción. Contiene 6 gramos de grasa y 25.7 gramos de azúcares, lo que equivale a más de cinco cucharadas de azúcar. Su consumo frecuente puede aumentar el riesgo de problemas metabólicos.
Dalmata: Este pastel de chocolate con cobertura blanca y chispas de chocolate aporta 232 calorías por porción. Contiene 11.1 gramos de grasa y 21.6 gramos de azúcares, destacándose entre los pastelitos evaluados por su alto contenido en grasas y azúcares. Esto lo convierte en una opción poco saludable para los niños.
Mrs. Freshley’s Balonazo: Este pastel con relleno cremoso ofrece 223 calorías por porción. Contiene 6.3 gramos de grasa y 25.1 gramos de azúcares, casi cinco cucharadas de azúcar. Aunque es uno de los pastelitos con menos calorías en la lista, su elevado contenido de azúcares lo hace una opción no recomendada para la dieta diaria de los niños.
El consumo regular de estos pastelitos puede tener un impacto negativo en la salud de los menores, incrementando el riesgo de obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares desde una edad temprana. Por lo tanto, Profeco recomienda que estos productos se consuman solo en ocasiones especiales y no se incluyan de manera habitual en la lonchera escolar.