Como si fuera un concierto en el inicio de su carrera, el bajista Peter Hook tocó para 3 mil 200 personas en el Pabellón del Palacio de los Deportes, que se convirtió por una noche en un espacio de comunión.
El músico, conocido por ser cofundador de Joy Division y posteriormente (tras la muerte de Ian Curtis) de New Order, provocó que la nostalgia y la intuición de unos fans que no sabían cuándo volverían a escuchar “She Lost Control”, en vivo, se emocionaron por al menos hacerlo una vez en su vida.
Esto para los fanáticos más jóvenes del post-punk inglés, pero también se manifestaron los fanáticos más conocedores, que convivieron con la emoción de un público que, aunque no vivió su mejor época con Joya División, crecieron por un público mayor, escuchando a la banda británica.
Los mayores se limitaron a escuchar desde lejos los clásicos que Peter Hook interpretó. La primera mitad del show únicamente temas de New Order, con el bajo de Peter al ritmo de la batería, y con percusiones artificiales que ponían a bailar al público al ritmo de disco.
“Subculture”, “True Faith”, emularon los años de juventud del bajista, que en el escenario se movía con la misma energía, y miraba su bajo mientras lo atacaba, como si fuese la última vez que lo haría. Frente a él, el público brincaba y gritaba “¡Eh, eh, eh, eh, eh!”, y ya le pedían “Ya encuérate”.
“Blue Monday” cerró el bloque de temas de New Order, y Peter desapareció del escenario, únicamente se cambió la playera que tenía brillos en el centro, por una completamente oscura, el público entendió el mensaje, ahora venían los clásicos de Joy División y los empujones se formaron, todos querían escuchar “Disorder” lo más cerca posible de las bocinas para apreciar ese bajo de forma nítida.
Apenas sonó “New Dawn Fades” y un señor entre el público empezó a empujar a los demás jóvenes, cantando como si fuese su primera vez en un concierto. Pero su melena larga y canosa ya evidenciaba que no. Era inglés y dejó a su esposa mexicana lejos del tumulto, pero él lo necesitaba, entrar donde el calor le empañaba los lentes para desamarrarse la cola de caballo y abrazarse con un tipo 40 años menor que él.
Finalmente llegaron las canciones más icónicas “Transmission”, “She Lost Control”, “Shadowplay” y “Disorder”, todas se cantaron a fondo, haciendo que la lámina del techo del pabellón vibrara, en medio de las luces estroboscópicas, mientras los más grandes y más fanáticos de la banda inglesa incluso derramaban lágrimas.
Peter Hook también se invadió de emoción, y en “Dead Souls” y “Atmosphere”, finalmente hizo caso a los gritos y se quitó la camiseta, ante el grito y la euforia de un público donde varios hacían lo mismo ya ebrios, aunque varias mujeres no lo soportaran, mientras que otras los respaldaron también quedando sólo en brasier.
Una fanática era cargada en los hombros de su acompañante y terminó acostada, desalineada rumbo al escenario cargada por escenas de manos y ella con el rostro sonriendo solo miraba al techo sin importarle que varios extraños la tocaran para llevarla al frente de la tarima, Peter Hook la señalaba como en complicidad; “Love Will tear us apart” sonaba y cuando se extinguió el rock solo se escuchó un “Muchas gracias”, y Peter desapareció.