Se estima que el consumo de café comenzó en el siglo IV en Etiopía y, desde entonces, esta bebida se ha convertido en una de las más populares a nivel global, siendo objeto de numerosos estudios científicos sobre sus efectos en la salud.
Investigaciones recientes presentadas en el Colegio Americano de Cardiología Asia 2024 sugieren que existe una edad recomendada para reducir el consumo de café, particularmente a partir de los 60 años, debido a su posible relación con el deterioro cognitivo. Los expertos consideran que disminuir el consumo a esta edad podría ayudar a mitigar los efectos negativos y fomentar un envejecimiento más saludable.
Para las personas mayores de 60 años, el consumo de café podría incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ya que la cafeína eleva la presión arterial y la frecuencia cardíaca, dos factores críticos en los adultos mayores. Un aumento en la presión arterial y en la frecuencia cardíaca puede elevar el riesgo de problemas de salud en esta población ya vulnerable.
Por esta razón, los especialistas recomiendan reducir la ingesta de café a partir de los 60 años para evitar posibles complicaciones a largo plazo. Aunque no se aconseja eliminarlo por completo, una moderación en el consumo, que no supere las dos tazas al día, es considerada beneficiosa. Esta cantidad permite disfrutar de los beneficios del café, como la mejora en el estado de alerta y la posible prevención de ciertas enfermedades, sin comprometer la salud cardiovascular o cognitiva.