La lucha contra la deserción escolar y el trabajo infantil en Monclova sigue en pie, con las autoridades comprometidas.
Tras el regreso a clases, la presencia de menores de edad trabajando como limpiaparabrisas en los peligrosos cruceros del bulevar Harold R. Pape ha encendido las alarmas de las autoridades municipales.
En respuesta, la Policía Municipal ha intensificado los operativos para retirar a estos jóvenes de las calles, en un esfuerzo por hacerles entender que su lugar es en la escuela, no en las esquinas peligrosas.
Los elementos de la policía, conscientes de los peligros que enfrentan estos menores, han comenzado a detener preventivamente a aquellos que insisten en permanecer en las calles, reteniéndolos por varias horas.
Esta medida busca no solo protegerlos de los riesgos de accidentes, sino también frenar la preocupante deserción escolar que afecta a Monclova.
Uno de los jueces calificadores de Seguridad Pública Municipal destacó un hecho alarmante: en la mayoría de los casos, cuando se notifica a los padres, estos no se presentan para preguntar por el bienestar de sus hijos. Esta indiferencia ha obligado a las autoridades a tomar medidas adicionales, dando aviso a la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (PRONNIF) para que investigue el entorno familiar de los menores y determine las acciones pertinentes.
Los mandos policiacos han sido claros: estos operativos continuarán, y ningún menor que deba estar en la escuela será permitido en las calles. La policía ha subrayado que, más allá de la preocupación inmediata por la seguridad de los menores, también buscan romper el ciclo de pobreza y abandono que los empuja a trabajar en las calles, en lugar de asistir a la escuela.
La problemática del trabajo infantil en Monclova es un reflejo de la desigualdad social que aún persiste en la ciudad. Las autoridades están comprometidas en garantizar que todos los niños y niñas tengan acceso a una educación adecuada y estén alejados de los peligros que acechan en las avenidas. No obstante, para que estas acciones tengan un impacto real y duradero, se requiere del compromiso de toda la comunidad, especialmente de los padres, para asegurar un futuro mejor para sus hijos.
El llamado es claro: los niños deben estar en las aulas, no en los cruceros. Y mientras haya menores en las calles, la Policía Municipal no bajará la guardia.