Cinco señales tempranas del cuerpo que podrían alertar sobre el Alzheimer: Lo que debes saber

El Alzheimer, una de las formas más prevalentes de demencia, afecta a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 55 millones de personas padecen demencia, siendo el Alzheimer la principal causa en la mayoría de los casos.

Este trastorno neurodegenerativo, que afecta principalmente a personas mayores, es la séptima causa de muerte global y una de las principales causas de discapacidad y dependencia en adultos mayores.

Pero, ¿qué sucedería si pudieras detectar signos tempranos de la enfermedad antes de que los síntomas sean evidentes? A continuación, se exploran cinco señales que podrían indicar la presencia temprana del Alzheimer.

  1. Problemas de memoria: Una señal clave de alerta

La pérdida de memoria es uno de los primeros indicios que se asocian con el Alzheimer. No obstante, no toda pérdida de memoria es indicativa de la enfermedad. Es normal olvidar ocasionalmente nombres o fechas, pero si las dificultades para recordar eventos recientes o información cotidiana empiezan a interferir con la vida diaria, esto podría ser una señal de advertencia.

Investigaciones de la Universidad de Cambridge sugieren que este deterioro de la memoria puede comenzar entre cinco y nueve años antes de un diagnóstico formal, subrayando la importancia de estar atentos a estos cambios.

  1. Deterioro cognitivo más allá de la memoria

El Alzheimer afecta no solo la memoria, sino también otras áreas cognitivas. Esto puede incluir dificultades para encontrar las palabras correctas, problemas para comprender imágenes visuales y relaciones espaciales, así como desafíos en el razonamiento y el juicio.

La incapacidad para realizar tareas cotidianas que antes se hacían con facilidad puede ser un signo de que algo está mal. Investigaciones publicadas en Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association muestran que el deterioro cognitivo puede ser identificado años antes de un diagnóstico formal, ofreciendo una ventana crucial para la intervención temprana.

  1. Cambios en actitud y comportamiento

Los cambios en el estado de ánimo, la personalidad y el comportamiento también pueden ser señales tempranas del Alzheimer. Personas que solían ser tranquilas y pacíficas pueden volverse irritables, ansiosas o incluso agresivas.

Estos cambios pueden no ser evidentes para quienes los experimentan, pero pueden ser observados por familiares y amigos. Un aumento en la ansiedad y la agresión puede indicar que el cerebro está siendo afectado por algo más que el envejecimiento normal.

  1. Estilo de vida y factores de riesgo

Aunque el Alzheimer no se puede prevenir por completo, ciertos factores de estilo de vida pueden influir en el riesgo de desarrollar la enfermedad. La combinación de factores genéticos y hábitos de vida puede ser determinante.

Mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y llevar una vida social activa pueden reducir el riesgo. Por otro lado, el sedentarismo, una dieta inadecuada y el aislamiento social pueden aumentar la probabilidad de desarrollar la enfermedad. Adoptar hábitos saludables desde una edad temprana es crucial para mitigar estos riesgos.

  1. Genética: Un factor clave

La genética juega un papel importante en el desarrollo del Alzheimer. La presencia de ciertos genes heredados de los padres puede aumentar la predisposición a la enfermedad.

Existen dos tipos de Alzheimer: de inicio temprano y de inicio tardío, ambos con componentes genéticos. El National Institute on Aging (NIA) de Estados Unidos señala que, aunque no todos los que tienen antecedentes familiares desarrollarán Alzheimer, aquellos con ciertos genes tienen un mayor riesgo.

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