Un sueño intenso transformó la vida de Donald Dorff, un hombre de 67 años, y dio inicio a una serie de investigaciones médicas que cambiaron el entendimiento de los trastornos del sueño. En ese sueño, Dorff se imaginaba corriendo hacia la línea de gol, pero al despertar se encontró en el suelo de su habitación tras chocar contra su tocador, lo que marcó el inicio de un descubrimiento médico significativo.
En 1982, a Dorff se le diagnosticó un trastorno del sueño previamente desconocido: el trastorno de conducta del sueño REM (RBD). Este raro trastorno se caracteriza por la falta de parálisis muscular que normalmente ocurre durante el sueño REM, lo que permitía a Dorff actuar físicamente sus sueños y poner en peligro su seguridad.
El diagnóstico de Dorff no solo sorprendió a la comunidad médica, sino que también fue fundamental para entender la relación entre este trastorno y enfermedades neurodegenerativas graves como el Parkinson y la demencia con cuerpos de Lewy.
El caso de Dorff ganó relevancia en 1987 cuando compartió su experiencia con la revista National Geographic. Sin embargo, la historia comenzó cinco años antes, cuando Dorff buscó la ayuda del psiquiatra y especialista en sueño, Dr. Carlos Schenck, debido a sus "pesadillas violentas". Durante las observaciones en un laboratorio de sueño, se documentó por primera vez que sus comportamientos físicos ocurrían durante la fase REM, algo nunca antes registrado.
Los síntomas del RBD incluyen movimientos bruscos, gritos y golpes durante el sueño, que pueden poner en riesgo tanto al paciente como a quienes lo rodean. Dorff no fue el único caso; a medida que se identificaron más pacientes, se observaron comportamientos como puñetazos, patadas y hasta intentos de estrangulamiento durante sueños en los que se defendían de ataques imaginarios.
El caso de Dorff no solo reveló un nuevo trastorno, sino que también abrió la puerta a investigaciones más profundas. En 1986, el Dr. Schenck y su equipo publicaron el primer estudio sobre el RBD, destacando su asociación con la pérdida de la parálisis muscular durante el sueño REM y su potencial para predecir enfermedades neurodegenerativas. Este hallazgo fue crucial, permitiendo diagnósticos más tempranos y ofreciendo una nueva herramienta para la medicina preventiva.
Con el tiempo, se descubrió que el RBD afecta a ambos géneros, aunque inicialmente se pensó que era más común en hombres. Actualmente, se realizan ensayos clínicos en Estados Unidos para encontrar tratamientos que puedan ralentizar la progresión del RBD hacia enfermedades neurodegenerativas.
La intervención del Dr. Schenck fue vital para Dorff. Gracias a un tratamiento farmacológico, se controlaron sus episodios nocturnos violentos. Aunque nunca desarrolló Parkinson ni demencia con cuerpos de Lewy, su caso sigue siendo crucial para comprender y tratar el RBD.
El caso de Dorff subraya la importancia de buscar atención médica temprana. Según el Dr. Schenck, cualquier persona mayor de 50 años que experimente sueños violentos o cambios inusuales en su comportamiento nocturno debería consultar a un médico, ya que el RBD podría ser un signo temprano de un trastorno neurodegenerativo más grave.