Un estudio reciente revela que los estadounidenses con mayores recursos están abandonando las áreas altamente contaminadas en busca de lugares con mejor calidad del aire.
El estudio, publicado en la revista Environmental and Resource Economics, encontró que los niveles de contaminación influyen en la decisión de las familias de mudarse dentro del país. Sin embargo, solo las familias más acomodadas pueden permitirse trasladarse a zonas con aire más limpio, según los investigadores.
Aurelie Slechten, profesora sénior de economía en la Universidad de Lancaster, Reino Unido, comentó que "existen desigualdades significativas en cuanto a la exposición a las zonas más contaminadas, afectando principalmente a las familias de menores ingresos". Slechten agregó que las familias más adineradas pueden mudarse a áreas más saludables pero más costosas, mientras que las familias con menos recursos se ven obligadas a residir en lugares con mayores niveles de contaminación.
El estudio utilizó datos del IRS para seguir el movimiento de las familias a través de 3,109 condados en EE. UU. entre 2010 y 2014, comparándolos con datos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) sobre la calidad del aire y la presencia de industrias contaminantes en cada condado.
Los resultados mostraron que aquellos que se mudan a áreas con menos contaminación suelen tener ingresos superiores al promedio del lugar de origen, mientras que las familias con ingresos más bajos tienden a permanecer en o trasladarse a lugares más contaminados.
La Dra. Anita Schiller, profesora sénior de economía en la misma universidad, destacó que estos hallazgos subrayan la necesidad de considerar tanto la calidad del aire como la desigualdad de ingresos al abordar la justicia ambiental. Schiller señaló que las familias de bajos ingresos, a menudo atrapadas en áreas contaminadas, pueden enfrentar una vida menos saludable.
Estos resultados son consistentes con estudios anteriores que indican que las empresas tienden a ubicar instalaciones contaminantes en áreas de bajos ingresos. La investigadora Dakshina De Silva, también de la Universidad de Lancaster, comentó que esto crea un ciclo en el que las comunidades desfavorecidas soportan una mayor carga ambiental, mientras que las familias más ricas pueden evitar estos impactos negativos mediante su capacidad de mudanza.