Un claro ejemplo fue lo que se vivió en el jardín de niños Federico Froebel.
Pequeños alumnos desde los 3 y 4 años conocieron por primera vez un aula y al no querer separarse de su madre fue que, entraron llorando a los planteles y otros hasta salieron de la jornada igual con los ojos llorosos y desesperados por ver a sus progenitores, un claro ejemplo fue lo que se vivió en el jardín de niños Federico Froebel de la colonia Guadalupe.