Michael Vargas Arango relata que, desde que tiene memoria, ha experimentado "presencias extrañas" al entrar a ciertos lugares o estar con determinadas personas.
"Muchas personas empezaron a decir que tenía un don, porque ciertos lugares y personas me transmiten energías muy negativas", le comenta a BBC Mundo el joven colombiano de 22 años, que estudia psicología en Miami, Estados Unidos.
Sin embargo, lo que para algunos parecía un don divino, para él comenzó a convertirse en una auténtica pesadilla: "Cuando me encontraba en un bajón emocional, sentía como si hubiera una presencia, como si alguien me estuviera apuñalando la columna. Es algo difícil de explicar".
En su momento más oscuro, esta experiencia lo llevó a intentar suicidarse: "Tomé un frasco de pastillas y estoy vivo porque me vomité, esa es la verdad".