El Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas globalmente, ha sido durante mucho tiempo una de las condiciones más enigmáticas y devastadoras que enfrentan los seres humanos.
No obstante, un reciente estudio publicado en Nature Aging podría transformar significativamente nuestra comprensión de esta enfermedad.
Un grupo de neurobiólogos ha identificado cinco subtipos distintos de Alzheimer, cada uno con perfiles genéticos y proteicos únicos. Este hallazgo abre la posibilidad de tratamientos personalizados que podrían ofrecer mejores resultados para los pacientes.
Los investigadores analizaron el líquido cefalorraquídeo de 419 pacientes con Alzheimer, un líquido que rodea y protege el cerebro y la médula espinal, con el objetivo de comprender mejor la variabilidad de la enfermedad. El análisis reveló cinco conjuntos distintos de proteínas asociadas con diversos procesos moleculares en el cuerpo. Estos subtipos no solo se distinguen por sus características proteicas, sino también por sus perfiles de riesgo genético.
Por ejemplo, el subtipo 1 está asociado con una hiperplasticidad neuronal, donde el cerebro forma conexiones sinápticas de manera excesiva. El subtipo 2 se relaciona con la activación del sistema inmune innato, sugiriendo que el sistema inmunológico podría estar atacando el tejido cerebral sano.
El subtipo 3 muestra un deterioro en la barrera hematoencefálica, que protege al cerebro de la sangre, mientras que el subtipo 4 está vinculado con la desregulación del ARN, crucial para la expresión genética. Finalmente, el subtipo 5 se asocia con la disfunción del plexo coroideo, una red de vasos sanguíneos y células que produce el líquido cefalorraquídeo.
Uno de los aspectos más prometedores de este descubrimiento es su potencial para transformar el tratamiento del Alzheimer. Hasta ahora, los tratamientos han seguido un enfoque generalizado, lo que ha llevado a resultados variables y a menudo insatisfactorios. Sin embargo, este nuevo enfoque basado en subtipos podría permitir a los médicos elegir tratamientos específicos según el perfil proteico de cada paciente.
Por ejemplo, los individuos con el subtipo 1 podrían beneficiarse de tratamientos que estimulen la proteína TREM2, mientras que aquellos con el subtipo 2 podrían requerir inhibidores del sistema inmune innato. Los pacientes con el subtipo 3 podrían necesitar oligonucleótidos antisentido para restaurar el procesamiento del ARN, y los del subtipo 4 podrían requerir inhibidores para prevenir la infiltración de monocitos, un tipo de célula inmunitaria. Para el subtipo 5, los tratamientos cerebrovasculares podrían ser la opción más adecuada.