La gonorrea, una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más prevalentes a nivel mundial, enfrenta una situación crítica que podría llevar a su futura incurabilidad. Los expertos en salud pública han alertado sobre el aumento de la resistencia de la bacteria Neisseria gonorrhoeae a los antibióticos, lo que podría desencadenar una crisis sanitaria global.
En 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó 82.4 millones de nuevos casos de gonorrea en personas de 15 a 49 años a nivel mundial. Aunque esta cifra es preocupante, el problema se agrava por el creciente nivel de resistencia de la bacteria a los tratamientos existentes, especialmente a la ceftriaxona, el antibiótico que hasta ahora ha sido la principal defensa contra esta infección.
Un informe reciente de The Guardian destaca un aumento alarmante en los casos de gonorrea en el Reino Unido, con 85,000 diagnósticos en 2023, la cifra más alta desde que se comenzaron a registrar estos datos en 1918. Este aumento va acompañado de una preocupación creciente por la resistencia a los antibióticos, lo que podría hacer que la gonorrea sea imposible de tratar en un futuro cercano.
La doctora Helen Fifer, microbióloga de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, advirtió que la gonorrea no tratada puede tener consecuencias graves para la salud, como enfermedad inflamatoria pélvica e infertilidad. El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades también ha señalado que la resistencia a la ceftriaxona está afectando la eficacia de los tratamientos disponibles, representando un desafío significativo para la salud pública global.
Los expertos han observado que las cepas resistentes afectan principalmente a personas heterosexuales de entre 20 y 30 años, quienes a menudo contraen estas cepas mientras están en el extranjero. Esto subraya la importancia de mantener prácticas sexuales seguras y de promover una educación continua sobre los riesgos asociados con las ETS.