A menudo, los "paqueros" actúan desde el interior de los bancos.
En la jungla urbana de Monclova, la avaricia humana se convierte en el cebo más eficaz para los estafadores conocidos como "paqueros", quienes acechan a sus víctimas con promesas de dinero fácil.
Estos ladrones, que operan en pequeños equipos de dos o tres personas, muchas veces incluyendo a mujeres y menores de edad, han perfeccionado el arte del engaño.
Procedentes de otros estados, encuentran en cualquier temporada del año el escenario perfecto para ejecutar sus fraudes, aprovechando la ingenuidad y la codicia de quienes buscan multiplicar su dinero sin esfuerzo.
La Fiscalía General del Estado ha emitido advertencias urgentes para que la ciudadanía esté en constante alerta, especialmente al salir de bancos, donde los "paqueros" suelen acechar. Estos timadores, expertos en identificar a personas que acaban de realizar retiros sustanciosos, despliegan su truco más efectivo: la tentación de duplicar el dinero.
"La avaricia es la herramienta fundamental de estos delincuentes", señalan las autoridades municipales, mientras que Rodrigo Chairez, delegado de la Fiscalía, subraya que las víctimas, muchas veces por vergüenza, no denuncian el delito, dejando así que estos maleantes continúen su cacería sin obstáculos.
A menudo, los "paqueros" actúan desde el interior de los bancos, observando a aquellos que no toman las debidas precauciones para ocultar el dinero recién retirado. A pocos pasos de la entidad bancaria, comienza su espectáculo.
Con frases como "Señora, se le cayó este paquete" o "Oiga, no vio dónde se me cayó una bolsa con dinero", o fingir haber ganado la lotería, los ladrones lanzan su anzuelo. El primer "actor" simula haber encontrado un fajo de billetes, en realidad un paquete con solo unos cuantos billetes visibles y recortes de papel en su interior. La cantidad siempre es atractiva, lo suficiente como para tentar a la víctima.
Pero el engaño no termina ahí. Un segundo "actor" aparece para dar más credibilidad a la escena, preguntando si no han visto dinero perdido o, en ocasiones, acusando de robo a la víctima y exigiendo ver el dinero para "contarlo". Es en ese momento, bajo la presión y la confusión, cuando se realiza el intercambio de paquetes y la estafa se consuma.
Las autoridades advierten que estos delincuentes no recurren a la violencia; su arma es la manipulación psicológica. Por ello, se recomienda no interactuar con extraños que ofrezcan dinero en la calle y, en caso de sentirse acosado, buscar la ayuda inmediata de un agente de Seguridad Pública.
El llamado es claro: mantener la guardia alta y no dejarse llevar por la codicia, pues en ese instante, uno se convierte en la presa perfecta para los estafadores.