Cada mañana, me despierto con una avalancha de notificaciones de diversas plataformas digitales y reviso las noticias mientras tomo un café. Al dirigirme al trabajo, me siento bombardeado por información y anuncios en X (anteriormente conocido como Twitter). Este constante flujo de estímulos me deja abrumado y dividido en múltiples direcciones.
A pesar de mis intentos de limitar el tiempo frente a la pantalla con restricciones en las aplicaciones, a menudo los ignoro y me siento culpable por el tiempo desperdiciado en "doomscrolling" sin reflexión, buscando breves dosis de dopamina a través de un contenido que pronto olvidaré. Ver una película o cualquier contenido prolongado me parece una tarea pesada.
No soy el único en esta situación.
Mientras camino hacia el trabajo, ya sea a pie o en tren, observo que muchas otras personas también están absortas en sus teléfonos, conectadas al mundo digital y compitiendo por captar la atención.
El tiempo promedio de concentración en una sola pantalla disminuyó de 2.5 minutos en 2004 a 47 segundos en 2021, según la Dra. Gloria Mark, profesora de informática en la Universidad de California, Irvine y autora de “Attention Span: A Groundbreaking Way to Restore Balance, Happiness and Productivity”.
Esta reducción en nuestra capacidad de atención podría ser problemática. Mark señaló en una investigación presentada en la Conferencia SIGCHI de 2008 que existe una fuerte correlación entre el aumento del estrés y la frecuencia de cambio de atención.
Aunque esta disminución no siempre se debe a un fallo personal, los expertos sugieren que hay formas de recuperar el control sobre nuestra mente.
¿Por qué está disminuyendo la capacidad de atención?
La atención se ha convertido en un recurso valioso en la "economía de la atención", que afecta a Internet, las redes sociales y nuestros estilos de vida, según D. Graham Burnett, fundador del Institute for Sustained Attention y co-creador de la Strother School of Radical Attention en Brooklyn. Burnett denomina esto como la "mercantilización de nuestra atención".
“Nuestra atención está siendo monetizada como nunca antes”, dijo Burnett. “Estamos en una especie de fiebre del oro, un inmenso programa de explotación de nuestras capacidades de atención más íntimas y fundamentales, altamente capitalizado y tecnológicamente intensivo”.
Burnett comparó este proceso con la fracturación hidráulica humana, afirmando que la competencia por captar nuestra atención es tóxica. Este bombardeo “desestabiliza, contamina y daña las estructuras de nuestro ser y nuestras relaciones”, explicó.
Rastreando los 'me gusta'
Mark también destacó la sofisticación creciente de los algoritmos que rastrean nuestros comportamientos e intereses para personalizar feeds y anuncios en todas las plataformas.
“Las empresas tecnológicas y de marketing publicitario utilizan esta información para crear perfiles sobre nosotros y luego diseñan algoritmos que están diseñados para captar nuestra atención”, explicó Mark. Este fenómeno es conocido como capitalismo de vigilancia, como lo denominó Shoshana Zuboff, profesora emérita en la Escuela de Negocios de Harvard: recolectar datos para rastrear y predecir nuestro comportamiento.